por Semillas Solares | Ago 2, 2018 | Semillas Solares
La mente es un caballo desbocado. ¿Será por eso que cuesta parar aunque solo sea un momento al día?
La buena noticia es que, ese caballo desbocado, puede volverse mucho más tranquilo.
Si cuando termina el día hicieras un repaso de lo que has hecho, seguramente la lista estaría llena de cosas, de pensamientos, de emociones pero es casi seguro, que no aparecería ninguna referencia a: “He sido consciente, estuve presente, no pensé en nada…”
Thich Nhat Hanh, un monje budista, suele contar una historia muy popular, que muestra cómo es la relación que tienes con tu mente. Es la historia de un hombre y su caballo, siempre galopando, sin parar.
Alguien, al verlo pasar, le pregunta: “¿A dónde vas?”. Y el jinete le contesta dándose la vuelta: “¡No lo sé, pregúntaselo al caballo!”.
La respuesta puede resultar divertida, pero al mismo tiempo, refleja una realidad más grande. Muchas veces no sabes exactamente a dónde vas, para qué vas o por qué tienes tanta prisa.
Vas sobre un caballo, galopando de aquí para allá y es él quien decide por ti. ¡Y tú le sigues! Este caballo se llama “la energía del hábito”.
Posiblemente hayas heredado esta energía de tus padres o de otros antepasados. Esta energía es la que te lleva a hacer lo que haces en cada momento, tú no eres el soberano de tus decisiones, es el caballo, o sea, tu mente. Es la energía del hábito la que te lleva a decir y hacer ciertas cosas.
Por ejemplo, aún sabiendo que si decides algo desagradable que te traerá sufrimiento a ti y a otras personas, aún así, lo haces. Más tarde puedes decir: “¡No pude evitarlo! Es más fuerte que yo”.
Te prometes de todo corazón que la próxima vez no lo harás así pero, cuando la situación se repite, vuelves a comportarte exactamente del mismo modo. Esta clase de energía es la energía del hábito, la de la mente está acostumbrada a esas reacciones.
Has estado mucho tiempo funcionando de esa manera y ahora, puedes tomar consciencia de que tú decides guiar al caballo desbocado, a la mente alocada y no seguir a la deriva, sin sentido.
El primer paso es aprender a detectar esos momentos, parar y reconocerlos.
Es una práctica simple, efectiva y maravillosa. Cuando estés nerviosa, cuando sientas tristeza o enfado, ¿Qué puedes hacer para volver a sonreír y estar en paz? Aprender el arte de parar, de parar un momento, bajarte del caballo y respirar, de esta forma recuperarás la paz en tu interior en lugar de seguir aumentando el malestar.
La práctica de parar un momento sirve para recuperar la calma y tener una mente clara y estable. Sin serenidad, será muy difícil encontrar la solución.
La práctica de parar no significa que tienes que sentarte inmóvil en un lugar porque, aunque lo hicieras, tu mente seguiría viajando al pasado o al futuro y eso, no es parar.
Detener la mente
En tu interior hay una especie de película que está funcionando todo el tiempo, sin cesar, no se detiene, va de atrás hacia adelante, de adelante hacia atrás. Aunque no digas nada en voz alta, dentro de ti no hay silencio.
El silencio interior te ayuda a disfrutar de lo que tenemos en cada momento. Detenerte es volver al aquí y al ahora y sentir las maravillas que la vida te está ofreciendo en ese preciso momento.
El caballo desbocado
Si tu mente no se detiene, el caballo sigue galopando más y más lejos, quizás estés sentado en un lugar, pero tu mente estará en otra parte, muy lejos de ti. Al parar, cuerpo, mente y corazón se unen, regresan al aquí y al ahora.
Hasta el vaquero más experto se cansa de estar galopando sobre un caballo todo el día. A la mente le pasa lo mismo, se cansa y necesita parar y eso, depende de ti.
por Semillas Solares | Jul 18, 2018 | Semillas Solares
Luchar no. ¡Basta ya!
“Tienes que luchar por tu felicidad”, “Tienes que luchar por tus objetivos”, “Tienes que luchar por lo que quieres”, “Tienes que luchar para conseguirlo”, “La vida es una lucha constante”…
Cuando leo frases como éstas, que aparecen de forma muy frecuente en internet, a mí no me motivan nada, es más, me producen el efecto contrario.
Son una invitación a la frustración, al abatimiento, al fracaso, a la competitividad y a estar en “guardia” todo el tiempo. ¡Luchar siempre fomenta conflictos!
Si lo que me proponen es que tengo que estar en una constante lucha, para mi significa que algo no va bien. Si tengo que estar “guerreando” todos los días para conseguir lo que quiero, es que algo no va bien. Si quiero conseguir algo a costa de lo que sea, es que algo no va bien.
La felicidad, la paz, la serenidad, no se conquistan a fuerza de luchar, de batallas o de guerras. Los objetivos no se consiguen “llevándote por delante” todo lo que aparece en tu camino. Otra cosa es hacer un llamamiento a la superación, a mejorar, a avanzar, a crecer, a ser constantes, a sumar, a tener objetivos, a ser perseverantes, a no abandonar ante la primera decepción y a recordarnos que, si el plan A no funciona… prueba con las 26 letras restantes.
Luchar, no
¡Hay frases que cada día me chirrían más! A simple vista parecen alentadoras pero, a poco que rasques en la superficie… ¡Cuidado con lo que lees y compartes en las redes sociales! Esta es una invitación a ser conscientes de que todavía, en algunos aspectos, seguimos funcionando en “piloto automático”.
Repetimos frases hechas o las hacemos nuestras sin pararnos a reflexionar qué estamos diciendo o más bien, qué repetimos sin darnos cuenta. ¿Quieres hacer una prueba? Pon en algún buscador de imágenes la palabra luchar y verás la abrumadora cantidad de mensajes “aparentemente” positivos que aparecen.
¿Has buscado alguna vez el significado de la palabra luchar? Dice así: “Del latín luctare, significa pelea o combate en el plano físico, entre dos o más personas, usando armas o la propia fuerza, incluyendo estrategias”.
“También puede darse en el plano de las ideas para imponer las propias frente a otras ideologías”. Leyendo la definición, ¡No encuentro el aspecto positivo y motivador por ningún lado!
No más luchar, por favor
Hay palabras y frases que ya deberían formar parte del pasado y ser reemplazadas por otras cuyo significado y contenido estén en sintonía con los cambios que deseamos hacer, con lo que estamos creando y deseamos que sea una realidad.
Por mi parte, no estoy nada interesada en participar, sostener o fomentar la creación de ninguna lucha, guerra ni competición. Llamarme loca pero, elijo expresarme con palabras cuya vibración, sea más amorosa, ¿Y tú, te apuntas a esta iniciativa?
por Semillas Solares | Jul 2, 2018 | Semillas Solares, Vida consciente
Ego, personalidad, pensamientos, creencias, actitudes… puedes llamarle de mil formas diferentes y al hacerlo, estarás cayendo en una de sus trampas favoritas que es la de poner etiquetas.
Es muy diferente definir algo que etiquetarlo. Las etiquetas engloban, generalizan y suelen meter en un mismo saco a las personas o a las situaciones que quizá no son al cien por cien lo que tú crees.
Otra situación en la que se suele caer casi por inercia es en la de juzgar. Esta trampa del ego es más sutil y hay que tener bien adiestrado el oído en cuanto a la escucha profunda, a escuchar de forma neutral, desapegada y con empatía para poder descubrir que quien está hablando, no es ni el Alma ni el Ser, sino ese “inquilino” siempre descontento que se ha empeñado en no querer abandonar tu casa y no deja de llamar tu atención y ese, no es otro que el ego.
El ego se esconde detrás de múltiples máscaras, algunas muy evidentes y toscas y otras que son más sutiles y que aparentan tener en principio una intención muy buena pero si estás con tus cinco sentidos presentes y consciente de lo que ves y escuchas, a poco que “rasques” en la superficie, podrás quitarle la máscara rápidamente y dejarlo al descubierto.
Hay tres aspectos en los que el ego o personalidad se desenvuelve a sus anchas y en el llamado “mundo espiritual” también puedes encontrarlo, desafortunadamente.
Mooji lo explica muy bien:
Ego y sus trampas
- Si crees que es más “espiritual” caminar, usar la bicicleta o utilizar el transporte público, está muy bien, pero si te descubres juzgando a todos los que conducen un coche, entonces estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más “espiritual” dejar de ver la televisión y leer las noticias de los periódicos por el daño que éstos hacen pero te descubres juzgando a todos aquellos que sí la ven o leen los periódicos, estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más “espiritual” evitar los chismes o los cotilleos de los medios de comunicación pero juzgas a aquellos que no lo hacen, estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más “espiritual” escuchar música clásica, new age o música espiritual pero te descubres juzgando a quienes escuchan música pop, rock o de cualquier otro tipo, estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más ‘espiritual’ practicar yoga, convertirte en vegano, comprar sólo alimentos orgánicos, usar cristales, practicar terapias alternativas, meditar, llevar ropa sin marca, visitar templos y leer libros sobre cómo iluminarte, está muy bien, pero si juzgas a quienes no siguen el mismo camino, entonces estás en una trampa del ego. Mooji.
Si en algún momento aparece una actitud de superioridad, ese es el mayor indicativo de que te encuentras ante una trampa del ego.
Al ego le encanta inmiscuirse por la puerta trasera y entrar de puntillas. Con cada oportunidad que se le presente, entrará y tomará cualquier idea noble, como comenzar a meditar por ejemplo, y la torcerá para servir a sus propios intereses: hacerte sentir superior a los demás.
Deja que se calme tu ego
Las mayores trampas del ego son la superioridad, el juicio y la sentencia. Cada uno tiene su propio camino y la verdad de una persona no tiene porque ser la verdad de los otros.
Encuentra tu camino y céntrate en él, no en el camino que otras personas están recorriendo. De esta forma las máscaras se irán disolviendo por sí solas. Cada uno tiene su búsqueda personal y puede que la encuentre en un lugar diferente al tuyo y a un ritmo diferente, ni mejor ni peor, diferente, solo eso.
por Semillas Solares | May 3, 2018 | Semillas Solares
Practica la gratitud cada día. Nada te hará más feliz que estar agradecido por todo lo que la vida te ofrece, por lo que tu camino te muestra y por todos los retos que superas… que con ellos crecemos.
Con los años y sobre todo con la experiencia, he podido comprobar que no hay mejor actitud que la de practicar la gratitud.
Dicho esto, deseo que este artículo te ayude a mantener una actitud de gratitud diariamente para que alivies tus niveles de estrés, para que puedas descansar y dormir más tranquilo y para que te sientas más satisfecha de tus relaciones personales.
Gratitud cada día
Tengo claro que ser agradecido es la clave de mi felicidad. Algo que cuesta tan poco y que puede transformar por completo nuestro día y tener un fuerte impacto en nuestro bienestar. Según un estudio publicado en el Clinical Psychology Review, las personas que mantienen una actitud diaria de agradecimiento tienen menor riesgo de padecer depresión y ansiedad, son personas menos agresivas, altruistas, con empatía y amabilidad.
Muestran mayor confianza hacia los demás, sienten una motivación/llamada interior por hacer y lograr más pero, de una forma menos ambiciosa y más salaudable y suelen mantener relaciones personales muy satisfactorias.
Se ven menos afectados por las críticas y son menos sensibles a la negatividad de las otras personas, con lo que duermen mejor y tienen menos riesgo de adicción al alcohol, drogas o padecer trastornos alimentarios.
¿Podría haber otra manera más fácil y económica de incrementar nuestra salud y felicidad?
Lo sé, no siempre es fácil sonreírle a la vida, sobre todo después de recibir una mala noticia o haber pasado un mal día, pero prometo que cuanto mayor es la actitud por mantener esta buena predisposición, más pronto se volverá una rutina y verás como finalmente cambiará tu perspectiva de vida de manera positiva.
Qué es la gratitud
Todos tenemos claro que ser agradecida es dar las gracias a alguien que nos ha echado una mano, que nos ha apoyado o ayudado en algún momento y en una situación determinada. Pero por gratitud no me refiero solamente a este tipo de situaciones.
Ser agradecida es interactuar con la vida, estar agradecida por la comida que tienes, por el agua limpia y fresca que sale del grifo y la ducha para asearte cada día, por la ropa que te protege y abriga cuando hace frío, por el aire que llena tus pulmones en cada una de tus respiraciones…
A esta actitud me refiero. Agradecimiento a todo y en cualquier momento. ¿Tú la practicas?
Puedes estar gradecida por levantarte cada día con los rayos de sol que entran por la ventana, por el sonido de la fuente de agua en el jardín, por todos los nutrientes que te aportan tus comidas.
Agradecida por ese mensajito en el móvil lleno de amor, agradecida por la casa que tienes, la familia, las amistades, el trabajo, por tus días libres o tus vacaciones.
Los mismos sujetos del estudio mostraron una relación directa entre ser agradecidos y sentir más satisfacción en su vida, más autoestima y crecimiento personal, más alineados a sus valores y propósito de vida.
¿Quieres empezar a practicar?
La gratitud se ejercita
Hay algunos ejercicios que pueden ayudarte a poner en práctica una actitud de gratitud de forma diaria. No te tomarán demasiado tiempo y a cambio, verás cuántas cosas encontrarás.
Antes de levantarte de la cama
Empieza el día con un pensamiento positivo. Recuerda algo bonito presente en tu vida, puede que sean los pajaritos cantando en la ventana, esa canción que suena en la radio del vecino o incluso esa mantita que te está cubriendo y calentando el cuerpo.
Ten un gesto bonito hacia otra persona
Cede tu asiento del bus a alguien que lo necesite más que tú, deja una nota con un mensaje positivo a un compañero de trabajo que no esté demasiado animado o incluso, sonríele a un extraño. Repartir alegría y mostrar aprecio a los demás no solamente les alegra a ellos sino que te enriquece también a ti.
Diario de gratitud
Estrena un diario donde cada noche o al final de la semana escribas cinco cosas por las que estás agradecida. Ese nuevo logro en el trabajo, esa tarde donde pudiste compartir un ratito con una amiga o la pareja, esa llamada que tanto esperabas o esa cena tan deliciosa que preparaste.
Comparte con tu pareja
Cada noche tres motivos por los que estás agradecido y quizás pueden ser motivo para fortalecer la relación, sobre todo si se nombran cosas por las que estáis agradecidos uno del otro.
Piénsalo dos veces
Si un pensamiento negativo te viene a la mente reflexiona. ¿Estás haciendo una montaña de un granito de arena? ¿Hay algo de cierto en tu pensamiento que puedas usar para cambiar esa situación? ¿Lo que piensas es real o es algo imaginario?
Por ejemplo, has tratado de hacer algo y no ha salido bien. En vez de pensar “Soy un desastre”, recuérdate que si algo no sale a la primera, eso no es ser un desastre, hay muchas más oportunidades y que lo estés haciendo, significa que te acerca a tu objetivo. ¡Practica la gratitud!
Cada día puedes dar las gracias por estar viva, respirar, cada día tienes un motivo para sonreír, una nueva oportunidad de mejorar, de avanzar, de disfrutar, de aprender, de descansar, de ser lo que quieres ser.
“Una actitud de gratitud siempre atrae más momentos por los que seguir estando agradecida en tu vida.”
por Semillas Solares | Feb 14, 2018 | Semillas Solares, Vida consciente
Excusas espirituales. Muchas veces lo haces de forma inconsciente y con cada justificación, buscas las excusas perfectas que te liberen de hacer aquello que sólo tú puedes hacer pero que no quieres y casi siempre, la culpa de esto recae en otra persona o en las circunstancias que te rodean.
Excusas espirituales, una suma de excusas…¡Si quieres hacer algo, deja de seguir intentándolo: hazlo! En el mal llamado “mundo espiritual” también se usan muchas excusas. Digo “mal llamado” porque creo que todavía está lejos de ser auténticamente espiritual, excepto por algunas raras y pocas excepciones que siempre las hay, como en todo.
La resignación, el pasotismo, la irresponsabilidad, las mentiras o la dependencia no son sinónimos de espiritualidad. Son excusas espirituales que al fin y al cabo, también son elecciones personales. Todavía se sigue haciendo un batiburrillo donde se mezcla lo divino y lo humano y se deja de lado lo sagrado para seguir alimentando un “cajón desastre” donde cada uno, va metiendo la mano y saca lo que más le conviene.
Excusas espirituales
Karma
Una de las excusas espirituales perfecta, la justificación número uno en el ranking para resignarse y no hacer nada. Resignación significa: “Conformarse con las adversidades o situaciones perjudiciales”. El karma no es un castigo, ni te priva de oportunidades, ni atrae las desgracias a tu vida. El karma es la ley de causa – efecto. Es el resultado de todos tus actos y pensamientos.
Es la fuerza que se pone en movimiento, ya sea en otra vida, hace miles de años o en esta, hace diez minutos. Te muestra lo que estás proyectando a cada instante. Decir: “Es mi karma, no puedo hacer nada, nací con este karma y moriré con él” es resignarse.
El karma no es otra cosa que aspectos que aún no se han comprendido, integrado y transformado. Si dejas de enfocarte en el victimismo y haces algunos cambios, todo empezará a vibrar de otra forma. El Karma no es bueno ni malo, es el resultado de las decisiones que se tomas cada día.
No cobro por lo que hago
Existe una nueva modalidad que es pedir una “aportación, intercambio, inversión…” palabras que se usan para evitar mencionar el dinero. Al fin y al cabo es como decir: “Yo le pongo el nombre que quiero pero tú tienes que darme dinero a cambio”. El dinero no es algo “sucio”, todo depende para qué lo uses y cómo te relacionas con él.
Es una energía más que se pone en movimiento, es un intercambio y aquí en la Tierra, todavía se sigue usando. Existe una alternativa que se llama trueque y es una buena opción para quien quiera ponerla en práctica si no quiere recibir dinero. ¡Cada cosa por su nombre! Esta es otra de las excusas espirituales, la creencia de que el dinero es algo sucio.
Dejo que todo fluya
Siempre es aconsejable fluir e ir a favor de la vida que poner resistencia o ser inflexibles. Otra cosa es no comprometerte, no tomar decisiones, dejar que todo pase o querer que se resuelva por sí solo mientras te quedas tumbado en el sofá de tu casa esperando un milagro.
Envolverte en un halo de misticismo no hará que todo fluya y se resuelva. Será más honesto decir que has tomado la decisión de no mover ni un dedo para hacer cambios y que por un tiempo, no eres capaz de tomar ninguna decisión por el motivo que sea pero, usar la respuesta: “no busco, no pido, no tengo deseos, dejo que todo fluya y ya veremos…” es otra de las excusas espirituales.
Lo que diga mi maestro
Existe gente maravillosa, humilde, sabia, discreta y que tienen un gran
conocimiento. Pero también existe gente necesitada de reconocimiento y con un ego inflado. Hay personas inseguras que buscan formar parte de un clan porque aún no están listas para encontrarse a solas consigo mismas y un verdadero maestro no se va a aprovechar de eso, porque un maestro con mayúsculas no se dedica a fabricar discípulos, te ayuda a recordar que eres libre.
Una relación gurú-discípulo no es saludable ni enriquecedora si el pseudo maestro no está por la labor de que despliegues tus alas o te haga creer que le necesitas y sin él, poca cosa eres.
El verdadero conocimiento siempre es liberador, no ata. Engañarnos en las cuestiones mundanas es una cosa, querer engañar al Espíritu es otra muy diferente.
Justificar lo que haces o poner excusar es un engaño y a la primera persona que estás engañando es a ti misma. Existe el libre albedrío y es la opción de hacer o no hacer nada y eso no es cuestionable pero, mentirte solo frena tus posibilidades de ir hacia algo mejor. Las excusas espirituales están por todas partes.
por Semillas Solares | Ene 29, 2018 | Semillas Solares
Los cuatro elementos también están en ti.
Puedes entrar en contacto con ellos y hacerlo como lo llevan haciendo cientos de años las antiguas tradiciones que todavía mantienen un gran respeto hacia los cuatro elementos fundamentales que existen: la Tierra, el Agua, el Fuego y el Aire.
Tenemos una estrecha relación diaria con los cuatro elementos fundamentales. Este es el significado de cada uno de ellos y sus propiedades.
Los cuatro elementos
Tierra
La Tierra es lo que te aporta solidez, te da estabilidad tanto en lo físico, mental y emocional.
Las madres (humanas y animales) tienen la capacidad de convertir su propio cuerpo en alimento y hogar para sus hijos. En la tierra yacen los huesos y la carne de nuestros antepasados, y como estamos hechos de Tierra, nuestros antepasados viven también en nosotros.
En los cuatro elementos la tierra es dadora de conocimiento, pues ha estado aquí mucho antes de aparecer los humanos y al igual que ella, también hay minerales en nuestro organismo.
El elemento tierra está asociado a la nutrición, la seguridad, la protección y la estabilidad. Estar en contacto con la tierra aporta confianza para esperar serenamente el momento adecuado para que las cosas surjan.
Los bosques, las selvas, las playas o los desiertos no se formaron en un día, el crecimiento y desarrollo requiere de tiempo, constancia y confianza.
Cuando armonizas el elemento tierra en tu interior estás creando un espacio fértil, pacífico, seguro y que nutre tu alma.
Es un oasis en medio de la confusión, la rapidez y las exigencias de la vida actual, un lugar al cual puedes acudir cada vez que necesites seguridad, alimento y estabilidad.
De los cuatro elementos la tierra es tu cuerpo. Tus raíces y tus bases sólidas. Conexión con tu linaje, con tu tribu o clan. Lo que haces, lo que tienes, lo que materializas, lo que tangible en tu vida.
Agua
El Agua tiene el poder de unir, amalgamar y también de disolver. De los cuatro elementos este te enseña la fluidez y la adaptabilidad, la capacidad de adaptarte a cualquier forma y situación. El Agua te enseña a ser transparente, es símbolo de vida y regeneración, limpia y purifica.
Todavía hoy en día muchas ceremonias y rituales comienzan con agua para purificar y honrar este elemento dador de vida.
“Todos los días, el indio piel roja descendía a las riberas del río que estaba muy cerca de su poblado. En él se purificaba bañándose, acto con el que limpiaba tanto su cuerpo como su alma. Después, una vez cumplido este rito, quedaba en paz, en silencio, apartado del bullicio de la tribu, meditando. Normalmente acudía solo al río.
Y si le acompañaba alguno de su clan o de su propia familia, jamás debían llegar juntos a las aguas, porque cada alma debía permanecer sola en su comunión matinal con el sol y la tierra, perfumada y regenerada el alma por el gran silencio de la noche.”
Es el elemento de las emociones, el amor, los sueños, el inconsciente y el poder de la intuición. De los cuatro elementos el agua se asocia a los deseos pero también a los temores ocultos en el fondo del particular lago de cada uno.
Trabajar con el agua es atreverte a sumergirte en tu interior y descubrir lo que hay en el fondo de tu corazón. Es dejarte llevar por la intuición y percibir los sutiles cambios de las emociones.
El elemento agua está relacionado con la inspiración espiritual, la meditación, la intuición y la imaginación creativa.
Agua es tu sangre. tus emociones, tu fuente de vida que te purifica y regenera. Fluidos, hormonas, sexualidad, creatividad.
Aire
De los cuatro elementos es el más expansivo, ayuda a comunicar y a relacionarte. Está presente en el aliento del ser humano y del animal, ese aliento por el cual el Creador infunde vida en todas las criaturas.
El Aire es por tanto la presencia de la vida y cuando la vida te abandona, se extingue también a través de su último aliento. Además, el Aire es el vehículo de la luz.
De los cuatro elementos el aire se relaciona esencialmente con tres factores: el hálito vital creador (la palabra), el viento de la tempestad, que en muchas mitologías se vincula a la idea de creación y es el espacio o Éter.
Su simbolismo está asociado al aire: la luz, el vuelo, la ligereza, el perfume, los aromas…
Rige el pensamiento y la palabra, te inspira, aconseja y agudiza tu mente. Evoca en ti recuerdos ancestrales y te lleva a encontrar nuevas realidades.
Todo cuanto existe tuvo que ser pensado primero para cobrar vida posteriormente en el plano físico.
El aire es el elemento de las ideas, el pensamiento, el movimiento dirigido hacia metas claras, la comunicación verbal y escrita.
Cuando despiertas al elemento aire en tu interior, estás creando un espacio para escuchar y ser escuchado, es el eco en la cima de una montaña que te revitaliza e inspira con su aire fresco.
Aire es tu aliento. tus ideas, pensamientos, palabras y proyectos.
Fuego
El Fuego es lo que dinamiza, transforma, transmuta y libera. El fuego está relacionado con el concepto de purificación, energía primaria, vida, calor, civilización (en el sentido más amplio).
En los cuatro elementos el Fuego representa al Sol y preside muchos de los círculos ceremoniales y rituales de todas las antiguas tradiciones. El Fuego tiene el poder de reunir a las personas.
Está asociado a la idea de calor corporal como signo de salud y vida. En la mayoría de las tradiciones antiguas, el fuego es el hijo del sol y es su representante en la Tierra.
Te aporta fuerza, valentía, coraje y pasión por la vida. Es la energía en acción que te motiva. El fuego interior te impulsa a buscar nuevos caminos, a resolver nuevos retos y a confiar.
Cuando interactúas con el fuego te sientes vigorosa, entusiasta, optimista y creativa. La danza y el baile activa el elemento fuego, te conecta con la alegría de vivir y con la fuerza interior.
El fuego modifica el estado de la materia, la transmuta. Se expresa mediante el movimiento, la actividad, pero también se refiere a la facultad espiritual, “La chispa divina”, el “calor humano”, vitalidad y entusiasmo.
La naturaleza del fuego te impulsa a guiarte por tu instinto, a actuar desde el corazón y lanzarte a la aventura confiando en la vida.
El fuego interior se convierte en una antorcha que te guía y te llena de valor y alegría cuando te sientes temerosa o confundida.
Fuego es tu espíritu. Tu Fuerza. Tu esencia, tu voluntad, pasión e intención.
Sabrás cuál de los cuatro elementos no está equilibrado en ti observando cómo te relacionas con ellos, si te atraen o te incomodan, en qué espacio natural te sientes más a gusto, si tienes facilidad para expresarte y relacionarte, para estar a solas contigo o para dar paseos por la naturaleza por ejemplo.