por Semillas Solares | Ago 20, 2018 | Semillas Solares
Nada es tan personal como tú crees así que, deja de tomártelo todo tan en serio porque en realidad, nadie está contra ti.
Hay 10 principios que son necesarios que comprendas y así puedas empezar a ponerlos en práctica en tu camino hacia el bienestar.
Nada es tan personal
No hay ningún destino, solo el momento presente
Sólo hay esto: la escena presente de la película de tu vida. Sal de la historia del pasado y del posible futuro, de la culpa y de la anticipación, relaja las expectativas y la atención que pones en “lo que se ha ido” y “en lo que aún no ha llegado”.
Siéntete curiosa por las sensaciones, sentimientos e impulsos que están ocurriendo justo en este momento en el que estás.
Recuerda que el ahora es el único lugar desde donde las verdaderas respuestas a tus preguntas pueden surgir.
Muchos pensamientos generan sufrimiento
El dolor no es el problema, el problema es lo que tú piensas acerca del dolor. El dolor es incómodo pero, de esa incomodidad surge tu necesidad necesidad de salir de ahí.
El problema casi siempre empieza cuando te quedas “rumiando” tu dolor, tu tristeza, tus miedos o tu ira.
Cuando le das mil vueltas en tu cabeza a las situaciones del pasado en lugar de explorar y experimentar los momentos y las situaciones tal como van apareciendo.
Sigues añadiendo capas innecesarias de pensamientos extraños y así vas poniendo resistencia y esto, te genera sufrimiento. ¿La invitación? Sal del pasado y deja el futuro en paz.
Ni los pensamientos ni las emociones son personales
Vives los pensamientos y las emociones como eventos que surgen sin ton ni son. Al igual que los sonidos que escuchas, tus pensamientos y emociones también surgen y desaparecen de forma espontánea, no siempre están.
Recíbelos con una actitud amable y curiosa. Míralos como si fueran tus propios invitados porque eso es lo que son, invitados que llegan y se van.
Reconoce que tú les has invitado
Los pensamientos y las emociones no son tú. Solo son sugerencias, posibilidades, juicios, imágenes, recuerdos o proyecciones, nada es tan personal como para tomártelos tan en serio.
No quieras silenciarlos o detenerlos, no busques deshacerte de ellos, ni eliminarlos ni controlarlos. Sé el espacio para ellos, ¡Incluso si están demasiado activos en este momento y reconoce que tú, los has invitado!
Recuerda que si eres consciente de tus pensamientos, si te haces plenamente consciente de sus movimientos, no te volverás a ver atrapado en ellos. Ellos no te definen.
Si te sientes mal, respira
Respira en el centro y en el corazón de tus emociones. Observa en lugar de cerrarte a ellas y negarlas.
En cada inhalación imagina o siente tu aliento moviéndose a través de todo tu cuerpo.
Llena de dulzura esa zona de tu cuerpo que se siente incómoda. Ella solo quiere que la tengas en cuenta y que sepas que no está en tu contra. ¡Nada es tan personal, recuérdalo!
La aceptación no busca “hacer”
Aceptar no significa que algo desagradable vaya a desaparecer de forma mágica. No te fuerces a aceptar porque eso normalmente, es resistencia disfrazada, más bien reconoce que “eso”, sea lo que sea, en este momento, es así.
Permite que la frustración, el aburrimiento, la decepción e incluso la desesperación aparezca. No lo rechaces porque todo ello es parte de una escena de tu vida, no es un obstáculo, solo es una escena que pronto pasará a otra escena mucho mejor. ¡La vida no está contra ti porque nada, nada es tan personal como tú quieres creer.
No existe ni el siempre ni el nunca
Realmente no existe ni el “‘siempre” ni el “nunca”. Hazte consciente de que esas palabras no son reales y pueden crear un sentido de urgencia, necesidad e impotencia en ti.
En realidad alimentan el ansia de la búsqueda eterna y de la escasez. Sólo hay un ahora y ese es tu único lugar de poder. A veces incluso pensar u organizar el mañana resulta complejo. Sé aquí y ahora y estarás en paz.
Llegarás “allá” a través del aquí
Muchas veces te enfocas tanto en la meta que te olvidas del viaje y te desconectas de cada precioso paso que estás dando y así, generas más estrés.
Confía en el simple hecho de que estar presente te llevará hacia donde tienes que estar. A menudo no sabes hacia dónde ir y eso no es tan malo, es parte del aprendizaje.
Hazte amiga/o de la incertidumbre, de la duda y aprende a respetar este lugar sagrado en el que estás ahora sin buscar tantas respuestas. Estás viva/o y estás llena/o de potencial. ¡Confía porque nada es tan personal como tú creías!
Abraza tus tropiezos
Si crees que te has perdido en una historia o que te has desconectado, celébralo porque si lo haces significa que te has dado cuenta y puedes hacer cambios.
Darte cuenta te ayuda a volver a conectarte. No te castigues porque te has olvidado de ello durante un tiempo, es mejor que celebres tu capacidad de recordar.
Deja que el camino te haga más confiada y amorosa en lugar de querer ser perfecta.
No te compares
Eres única y tu viaje es absolutamente original y personal. Todos somos diferentes expresiones del mismo océano pero al mismo tiempo, todos somos una expresión única de ese mismo océano. ¡Olas absolutamente únicas y diferentes!
¡No te compares con nadie! No compares este momento con ninguna imagen o idea de cómo pudo o debió de haber sido. El cambio se hace posible cuando dices SÍ al sitio en donde te encuentras ahora, incluso si no es tal como lo habías soñado.
Recuerda: “Nada, nada es tan personal como para tomártelo tan enserio así que empieza a relajarte y a disfrutar del camino, de tu camino, tan único y maravilloso como tú”.
por Semillas Solares | Ago 6, 2018 | Semillas Solares, Vida consciente

¡Sólo necesitas 17 segundos al día para hacer cambios positivos!
Esta práctica parece simple y lo es pero además de simple, es efectiva.
La dificultad está en que, no siempre consigues mantener un buen pensamiento el tiempo necesario para que éste se convierta en hábito.
Si dos o tres veces al día te centras durante 17 segundos en pensamientos puros, nobles y alegres acerca de cualquier tema que necesites resolver, entonces habrás hecho lo necesario para que tu día, vaya a mejor. ¿Por qué 17 segundos?
Un pensamiento alcanza el combustible suficiente cuando centras tu atención durante 17 segundos. Ese pensamiento traerá consigo a otro pensamiento que, por afinidad, será más poderoso que el anterior y, al final de otros 17 segundos (o sea 34 segundos en total), el pensamiento evoluciona hacia algo positivo.
Después de esto, si agregas otros 17 segundos (que harían un total de 51), continúa el proceso evolutivo y natural de pensamientos positivos.
Si finalmente puedes continuar hasta llegar a un total de 68 segundos (en cualquier aspecto de tu vida que desees cambiar), entonces habrás hecho un gran trabajo y ese deseo, está camino a su realización.
¡En realidad, sólo necesitas poco más de 1 minuto al día! La clave es el enfoque positivo puro (energía positiva), sin resistencia y sin que, durante este lapso de 68 segundos, cruce por tu mente ni un pensamiento de carencia o negatividad de ningún tipo.
La mayoría, rara vez finaliza una afirmación sin meter por medio energía contradictoria (pensamientos contrarios a lo que se desea o pensamientos de dudas), a no ser que estén muy entrenadas en meditación.
Así que la mayoría, a excepción de unos pocos, no han experimentado este proceso de 68 segundos puros de energía no contradictoria. 17+17+17+17 = 68 segundos
Si aprendiéramos a utilizar este proceso durante tan sólo 68 segundos cada día, todo lo demás, se volvería irrelevante. ¿Cómo lograr 17 segundos de pensamientos puros? Lograr 17 segundos de consciencia plena en un tema en concreto, es más fácil si lo haces por escrito.
Si vas a hacerlo por escrito, hazlo en forma de carta, como si se lo cuentas a algún amigo, como que eso que estás pensando, ya ha sucedido en la realidad. Entonces describes tus emociones con todo detalle y te sumerges tanto en la descripción que estás sintiendo y disfrutando, como si de verdad lo estuvieras viviendo.
Cuatro veces 17 segundos
Como en todo, se trata de un aprendizaje y fundamentalmente, de practicarlo, de ser constante. Cada día, 68 segundos no representan gran cosa pero, te llevará a adiestrar tu mente, a vaciarla y centrarte sólo en aquello que deseas que se haga realidad. Si no empiezas, nunca llegarás. ¡No es el hábito el que hace al monje, sino la práctica!
por Semillas Solares | Ago 2, 2018 | Semillas Solares
La mente es un caballo desbocado. ¿Será por eso que cuesta parar aunque solo sea un momento al día?
La buena noticia es que, ese caballo desbocado, puede volverse mucho más tranquilo.
Si cuando termina el día hicieras un repaso de lo que has hecho, seguramente la lista estaría llena de cosas, de pensamientos, de emociones pero es casi seguro, que no aparecería ninguna referencia a: “He sido consciente, estuve presente, no pensé en nada…”
Thich Nhat Hanh, un monje budista, suele contar una historia muy popular, que muestra cómo es la relación que tienes con tu mente. Es la historia de un hombre y su caballo, siempre galopando, sin parar.
Alguien, al verlo pasar, le pregunta: “¿A dónde vas?”. Y el jinete le contesta dándose la vuelta: “¡No lo sé, pregúntaselo al caballo!”.
La respuesta puede resultar divertida, pero al mismo tiempo, refleja una realidad más grande. Muchas veces no sabes exactamente a dónde vas, para qué vas o por qué tienes tanta prisa.
Vas sobre un caballo, galopando de aquí para allá y es él quien decide por ti. ¡Y tú le sigues! Este caballo se llama “la energía del hábito”.
Posiblemente hayas heredado esta energía de tus padres o de otros antepasados. Esta energía es la que te lleva a hacer lo que haces en cada momento, tú no eres el soberano de tus decisiones, es el caballo, o sea, tu mente. Es la energía del hábito la que te lleva a decir y hacer ciertas cosas.
Por ejemplo, aún sabiendo que si decides algo desagradable que te traerá sufrimiento a ti y a otras personas, aún así, lo haces. Más tarde puedes decir: “¡No pude evitarlo! Es más fuerte que yo”.
Te prometes de todo corazón que la próxima vez no lo harás así pero, cuando la situación se repite, vuelves a comportarte exactamente del mismo modo. Esta clase de energía es la energía del hábito, la de la mente está acostumbrada a esas reacciones.
Has estado mucho tiempo funcionando de esa manera y ahora, puedes tomar consciencia de que tú decides guiar al caballo desbocado, a la mente alocada y no seguir a la deriva, sin sentido.
El primer paso es aprender a detectar esos momentos, parar y reconocerlos.
Es una práctica simple, efectiva y maravillosa. Cuando estés nerviosa, cuando sientas tristeza o enfado, ¿Qué puedes hacer para volver a sonreír y estar en paz? Aprender el arte de parar, de parar un momento, bajarte del caballo y respirar, de esta forma recuperarás la paz en tu interior en lugar de seguir aumentando el malestar.
La práctica de parar un momento sirve para recuperar la calma y tener una mente clara y estable. Sin serenidad, será muy difícil encontrar la solución.
La práctica de parar no significa que tienes que sentarte inmóvil en un lugar porque, aunque lo hicieras, tu mente seguiría viajando al pasado o al futuro y eso, no es parar.
Detener la mente
En tu interior hay una especie de película que está funcionando todo el tiempo, sin cesar, no se detiene, va de atrás hacia adelante, de adelante hacia atrás. Aunque no digas nada en voz alta, dentro de ti no hay silencio.
El silencio interior te ayuda a disfrutar de lo que tenemos en cada momento. Detenerte es volver al aquí y al ahora y sentir las maravillas que la vida te está ofreciendo en ese preciso momento.
El caballo desbocado
Si tu mente no se detiene, el caballo sigue galopando más y más lejos, quizás estés sentado en un lugar, pero tu mente estará en otra parte, muy lejos de ti. Al parar, cuerpo, mente y corazón se unen, regresan al aquí y al ahora.
Hasta el vaquero más experto se cansa de estar galopando sobre un caballo todo el día. A la mente le pasa lo mismo, se cansa y necesita parar y eso, depende de ti.
por Semillas Solares | Jul 18, 2018 | Semillas Solares
Luchar no. ¡Basta ya!
“Tienes que luchar por tu felicidad”, “Tienes que luchar por tus objetivos”, “Tienes que luchar por lo que quieres”, “Tienes que luchar para conseguirlo”, “La vida es una lucha constante”…
Cuando leo frases como éstas, que aparecen de forma muy frecuente en internet, a mí no me motivan nada, es más, me producen el efecto contrario.
Son una invitación a la frustración, al abatimiento, al fracaso, a la competitividad y a estar en “guardia” todo el tiempo. ¡Luchar siempre fomenta conflictos!
Si lo que me proponen es que tengo que estar en una constante lucha, para mi significa que algo no va bien. Si tengo que estar “guerreando” todos los días para conseguir lo que quiero, es que algo no va bien. Si quiero conseguir algo a costa de lo que sea, es que algo no va bien.
La felicidad, la paz, la serenidad, no se conquistan a fuerza de luchar, de batallas o de guerras. Los objetivos no se consiguen “llevándote por delante” todo lo que aparece en tu camino. Otra cosa es hacer un llamamiento a la superación, a mejorar, a avanzar, a crecer, a ser constantes, a sumar, a tener objetivos, a ser perseverantes, a no abandonar ante la primera decepción y a recordarnos que, si el plan A no funciona… prueba con las 26 letras restantes.
Luchar, no
¡Hay frases que cada día me chirrían más! A simple vista parecen alentadoras pero, a poco que rasques en la superficie… ¡Cuidado con lo que lees y compartes en las redes sociales! Esta es una invitación a ser conscientes de que todavía, en algunos aspectos, seguimos funcionando en “piloto automático”.
Repetimos frases hechas o las hacemos nuestras sin pararnos a reflexionar qué estamos diciendo o más bien, qué repetimos sin darnos cuenta. ¿Quieres hacer una prueba? Pon en algún buscador de imágenes la palabra luchar y verás la abrumadora cantidad de mensajes “aparentemente” positivos que aparecen.
¿Has buscado alguna vez el significado de la palabra luchar? Dice así: “Del latín luctare, significa pelea o combate en el plano físico, entre dos o más personas, usando armas o la propia fuerza, incluyendo estrategias”.
“También puede darse en el plano de las ideas para imponer las propias frente a otras ideologías”. Leyendo la definición, ¡No encuentro el aspecto positivo y motivador por ningún lado!
No más luchar, por favor
Hay palabras y frases que ya deberían formar parte del pasado y ser reemplazadas por otras cuyo significado y contenido estén en sintonía con los cambios que deseamos hacer, con lo que estamos creando y deseamos que sea una realidad.
Por mi parte, no estoy nada interesada en participar, sostener o fomentar la creación de ninguna lucha, guerra ni competición. Llamarme loca pero, elijo expresarme con palabras cuya vibración, sea más amorosa, ¿Y tú, te apuntas a esta iniciativa?
por Semillas Solares | Jul 2, 2018 | Semillas Solares, Vida consciente
Ego, personalidad, pensamientos, creencias, actitudes… puedes llamarle de mil formas diferentes y al hacerlo, estarás cayendo en una de sus trampas favoritas que es la de poner etiquetas.
Es muy diferente definir algo que etiquetarlo. Las etiquetas engloban, generalizan y suelen meter en un mismo saco a las personas o a las situaciones que quizá no son al cien por cien lo que tú crees.
Otra situación en la que se suele caer casi por inercia es en la de juzgar. Esta trampa del ego es más sutil y hay que tener bien adiestrado el oído en cuanto a la escucha profunda, a escuchar de forma neutral, desapegada y con empatía para poder descubrir que quien está hablando, no es ni el Alma ni el Ser, sino ese “inquilino” siempre descontento que se ha empeñado en no querer abandonar tu casa y no deja de llamar tu atención y ese, no es otro que el ego.
El ego se esconde detrás de múltiples máscaras, algunas muy evidentes y toscas y otras que son más sutiles y que aparentan tener en principio una intención muy buena pero si estás con tus cinco sentidos presentes y consciente de lo que ves y escuchas, a poco que “rasques” en la superficie, podrás quitarle la máscara rápidamente y dejarlo al descubierto.
Hay tres aspectos en los que el ego o personalidad se desenvuelve a sus anchas y en el llamado “mundo espiritual” también puedes encontrarlo, desafortunadamente.
Mooji lo explica muy bien:
Ego y sus trampas
- Si crees que es más “espiritual” caminar, usar la bicicleta o utilizar el transporte público, está muy bien, pero si te descubres juzgando a todos los que conducen un coche, entonces estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más “espiritual” dejar de ver la televisión y leer las noticias de los periódicos por el daño que éstos hacen pero te descubres juzgando a todos aquellos que sí la ven o leen los periódicos, estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más “espiritual” evitar los chismes o los cotilleos de los medios de comunicación pero juzgas a aquellos que no lo hacen, estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más “espiritual” escuchar música clásica, new age o música espiritual pero te descubres juzgando a quienes escuchan música pop, rock o de cualquier otro tipo, estás en una trampa del ego.
- Si crees que es más ‘espiritual’ practicar yoga, convertirte en vegano, comprar sólo alimentos orgánicos, usar cristales, practicar terapias alternativas, meditar, llevar ropa sin marca, visitar templos y leer libros sobre cómo iluminarte, está muy bien, pero si juzgas a quienes no siguen el mismo camino, entonces estás en una trampa del ego. Mooji.
Si en algún momento aparece una actitud de superioridad, ese es el mayor indicativo de que te encuentras ante una trampa del ego.
Al ego le encanta inmiscuirse por la puerta trasera y entrar de puntillas. Con cada oportunidad que se le presente, entrará y tomará cualquier idea noble, como comenzar a meditar por ejemplo, y la torcerá para servir a sus propios intereses: hacerte sentir superior a los demás.
Deja que se calme tu ego
Las mayores trampas del ego son la superioridad, el juicio y la sentencia. Cada uno tiene su propio camino y la verdad de una persona no tiene porque ser la verdad de los otros.
Encuentra tu camino y céntrate en él, no en el camino que otras personas están recorriendo. De esta forma las máscaras se irán disolviendo por sí solas. Cada uno tiene su búsqueda personal y puede que la encuentre en un lugar diferente al tuyo y a un ritmo diferente, ni mejor ni peor, diferente, solo eso.