La personalidad puedes asociarla a un vestido o un traje que tu Alma ha elegido para mostrarse en este mundo.
Es un traje único y hecho a medida para cada persona.
Ese vestido o traje puedes mantenerlo limpio, en buenas condiciones y bien saneado.
Si quieres, también puedes despreocuparte y llevarlo toda la vida igual, sin haberte ocupado de él aunque sabes que con el tiempo, necesitará alguna mejora, algún arreglo, reemplazar o modificar algún elemento.
También tienes la opción de mejorarlo, de resaltar algún aspecto atractivo o de potenciar aquellas partes que más te favorecen.
Algunos deciden llevarlo hecho jirones y con remiendos.
Lo que cada uno hace con su ropa, es su responsabilidad igual que lo que cada uno decide hacer con la personalidad, con su personalidad, eso también es responsabilidad suya.
No hay vestidos ni trajes mejores ni peores, la personalidad no es mejor ni peor, todo depende de tu actitud, depende de quien lo lleva puesto.
Puedes ver a alguien vestir unos vaqueros y una camiseta pero, hay algo en esa persona que desprende una energía especial y no se trata de su vestimenta, es su actitud, su luz o la personalidad lo que te llama la atención.
Conocer quién eres y cómo eres, hará que te reconcilies con tu personalidad, con esa parte de la personalidad que has estado evitando. Descubrirás tus luces y tus sombras, sabrás qué te sienta bien, que es bueno que potencies y que es mejor soltar.
Insistir en vestir un jersey tres tallas más grande no hará que brilles, estarás ocultando alguna parte de ti que crees que no es bueno mostrar pero, en cuanto vistes una prenda hecha a medida para ti, todo tu potencial resplandece, la personalidad está en paz.
La personalidad no es buena ni mala, es tu actitud ante ella lo importante, es que tengas claro qué necesitas calmar y qué necesitas potenciar.