Oasis humanos es lo que cree Tom Heckel que necesitamos crear.
Lugares donde parar a descansar y refrescarse las ideas.
Tiene fama de ser capaz de identificar karmas y mostrar el camino adecuado para cada uno.
Confiesa haber muerto en un accidente y regresado a su cuerpo.
Expone cuáles son los problemas y temores que se repiten entre quienes le consultan y comparte sugerencias para encontrar la felicidad.
Tom Heckel nació en Estados Unidos y para no ir a la guerra de Vietnam, se fue a viajar por el mundo. Cuenta que peregrinó por varios países, entre ellos India, donde vivió mucho tiempo con anacoretas y tuvo que mendigar para alimentarse.
Cuenta que después de haber recibido parte de la formación tradicional de los anacoretas hindúes y la sabiduría de diferentes maestros, emprendió un segundo peregrinaje hasta una caverna en el Himalaya donde sobrevivió al frío y al hambre antes de volver a la civilización.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes que le preocupa a la gente?
La gente viene con problemas de salud física y en busca de orientación espiritual o de cómo encontrar paz y felicidad en su vida. Los miedos más frecuentes tienen que ver con inseguridades sobre el futuro, miedo al abandono o al fracaso.
¿Qué le propone para resolver esos conflictos?
Una persona sin ningún tratamiento podría obtener beneficios solo con preguntarse: ¿Qué quiero hacer que no estoy haciendo? Muchas personas se justifican de falta de tiempo, pero el tiempo hay que inventárselo, porque si no tienes tiempo para vivir de verdad ¿Qué estás haciendo aquí?
Deme un ejemplo concreto
A una paciente que tenía deseos de caminar le dije que se ahorrara un autobús, que hiciera caminando dos o tres paradas en la ruta a su casa y en ese tramo fuera meditando, observando.
Una terapia gratuita que incluso, le haría ahorrar dinero. No necesitas años de sicoanálisis para modificar esas pequeñas cosas, son pequeños cambios para encontrar tus oasis humanos cada día.
¿Cuáles son sus mayores logros?
Veo la vida desde una perspectiva diferente: creo que las enfermedades, las depresiones, los problemas físicos, emocionales o espirituales son un impulso para que podamos evolucionar a un nivel más puro de la conciencia.
Veo la vida como un baile entre las potencialidades de la persona y las oportunidades reales que se le han presentado en su vida. Este baile está orquestado desde ciertas creencias y miedos y yo intento despojarlos en lo posible, de sus temores más arraigados para que puedan tener una existencia más plena.
¿Qué ve en el alma humana?
Tengo la impresión de que cada vez hay más almas encarnadas en el enfoque humanitario, compasivo y espiritual. La generación más joven parece ser que está menos centrada en la seguridad material y más alineada con una paz interior y en lo que pueden hacer para ayudar a crear un mundo mejor. Para crear oasis humanos.
Están explorando un paradigma alternativo basado en compartir y en la cooperación, en lugar de la obsesión competitiva, agresiva e individualista que ahora está instalada en nuestro planeta y civilización.
Creo que esta estructura política, social y económica se está derrumbando porque está enferma y hay una gran fragilidad en los equilibrios ambientales que sostienen al planeta.
Pero en compensación, tenemos una nueva afluencia de almas listas para recoger los pedazos de esa civilización y crear de manera sustentable y pacífica, un futuro compasivo para la humanidad. Hacen falta muchos oasis humanos.
¿Y cómo se puede hacer?
Si hay más personas felices, tranquilas y amorosas que ayudan a los que sufren, que establecen una relación sostenible con la naturaleza y el medio ambiente, que mantienen una actitud positiva hacia el futuro y celebran la vida en este planeta que nos cobija, estamos caminando en la dirección correcta, estaremos creando muchos oasis humanos.
Ha viajado, ha vivido experiencias límites y ha recorrido el mundo
No tengo miedo de la vida. Tuve un grave accidente volando en parapente, pero un año antes el instructor me había advertido que no podía volar, precisamente porque no tenía miedo: “Se necesita una cierta cantidad de miedo para tenerle respeto a este deporte”, me dijo. Pero yo, porfiado, lo hice.
Cuando tuve el accidente los médicos me dijeron que nunca más volvería a caminar. Todas las radiografías y escaner decían que era imposible por el estado de mi columna y los especialistas querían operarme de urgencia, a lo que me negué.
Seguí una práctica que aprendí de un chamán en Guatemala. Él decía que a veces, en ciertos accidentes, aparecen bloqueos y a medida que pasan los días, el cuerpo se libera de ellos, puede recuperarse y volver a la normalidad.
Empecé a visualizar el accidente hasta que un día durante la visualización, choqué con la tierra y sentí algo en mi cuerpo: solté el miedo acumulado en la caída. Así fue como recuperé la capacidad de caminar.
Oasis humanos
La esencia de toda terapia es ayudar a la gente a liberarse del sufrimiento escuchando y comprendiendo con compasión.
Mi enfoque es producto de 50 años de ayudar a la gente a vivir una existencia con más significado para ellas.
Veo que la humanidad ha perdido su rumbo en el camino evolutivo. En nuestra prisa por entender las cosas, olvidamos que hay una base sagrada en todo.
Cuando lo reconocemos, a través de nuestros pensamientos y acciones, estamos en el camino correcto. Más oasis humanos y menos caminos tortuosos.
Se puede pensar que siempre nos falta algo: felicidad, dinero, poder o salud.
Esa obsesión puede llevar a la depresión, la frustración o las adicciones. Mi perspectiva, en ese sentido, es que uno se tiene que centrar en lo que tiene, en lo que quiere dar, buscando aliviar el sufrimiento de otro ser humano.
Hay más 7 mil millones de habitantes en este planeta y no es muy difícil comprender que el 90 por ciento de las personas puede estar sufriendo más que tú.
Pero el egoísmo es también inherente a la especie
Hay que cambiar el eje de la mirada. No vivir en función de lo que quieres recibir, sino de lo que quieres dar.
Hay muchas actividades, como hacer trabajo voluntario dos veces a la semana, por ejemplo, que puede ayudar a cambiar la vida de las personas. Al dar, uno recibe la energía y el amor del que estás ayudando.
Si siembras penas, cosechas penas, si siembras ayuda y alegría, eso es lo que cosechas. Si siembras oasis humanos, recibes agua fresca.
Una de las recetas que doy es buscar gente que esté en una actitud de servicio, que ayude a subir el ánimo, explorando en su capacidad de ayudar a sanar.
Es preciso encontrar los oasis, esos oasis humanos que están creyendo y buscando lo mismo que tú.
Deja un comentario