
Parece que la sociedad tiene sentimientos encontrados con la gente que vive de forma más despreocupada porque a la mayoría, también les gustaría despreocuparse de muchos temas y situaciones y sin embargo, parece que provocara indignación porque suelen asociar despreocupación con irresponsabilidad y esto, a más de uno le aflora la angustia al ver tanta calma en otras personas.
En los entornos bastante acelerados en el que te mueves y frecuentas, encontrarte con una persona que derrocha paz, calma y serenidad, es posible que te sorprenda su actitud o te ponga los pelos de punta, lo mismo que si ves un vehículo que va en dirección prohibida y el conductor saluda sonriente a los que vienen en sentido contrario.
En todo caso, si tu mente no está acostumbrada a reflexionar, a visitar la calma o a frecuentar el reposo mental, la opinión negativa no tardará en llegar.
Esa actitud que tú ves como “pachorra existencial o pasotismo” es posible que esa persona que ha conseguido despreocuparse a fuerza de ejercitar su mente, reconciliarse con su interior y ha subido un peldaño en la escala de la sabiduría cotidiana, tú la califiques de apatía, falta de juicio, frialdad, desinterés o desmotivación crónica.
La despreocupación adaptativa es el arte de volverse neutro ante situaciones irracionales que sin embargo, te llevan a actuar cuando la situación lo requiera realmente.
Neutro significa que cuando lleguen “situaciones que están fuera de tu control”, dejarás que te atraviesen y sigan su curso. No te impactan ni te afectan porque no depende de ti darles la vuelta o cambiar el rumbo de lo que está aconteciendo.
Despreocuparse no es desprenderse de todo o convertirte en un “indiferente de la vida a tiempo completo”, es hacerte cargo de aquellas cosas que para ti son relevantes y necesarias para seguir evolucionando en tu camino.
En un mundo donde la mayoría de las personas corren, tú caminas. Donde todos gritan, tú susurras. Donde nadie mira, tú contemplas toda la existencia. Serás muy raro para el statu quo pero serás muy auténtico para tu alma.
El despreocuparse no es ser egoísta.
Cuando te comprometes con tu camino de vida, eres fiel a tus principios y tus valores.
El despreocuparse de forma responsable es no anticiparte a las catástrofes, a los posibles problemas o contratiempos, es alejarte de la ansiedad y del control.
Esta actitud te lleva a apostar por el bienestar general, el tuyo y el de más personas, apuestas por lo saludable, por la no competencia y por dejar atrás las comparaciones.
Conseguir despreocuparse es dejar de dramatizar y de ver nubarrones negros donde no los hay. Su máxima puede ser: el realismo, la confianza y el darle tiempo al tiempo. Prudencia y paciencia no significa pasividad ante la vida.
Si quieres hacer las paces con tu presente y tu futuro, adopta el estilo de despreocuparse de forma responsable.
Despreocuparse y reponsabilidad
Sabrás que vas por buen camino cuando sientas cierta “desobediencia emocional” y esto significa que ya te has desprendido de ciertos estilos emocionales poco saludables, como es el caso de la necesidad de tener el control.
Es necesario que aprendas a relacionarte con el presente sin desesperación y sin angustias innecesarias. ¿Por qué no te animas a probarlo?
A lo mejor ya anida en ti el arte de despreocuparse, listo para manifestarse, si tú se lo permites y comprendes que eso, no significa ser irresponsable.
Gracias por estas enseñanzas que inspiran, motivan y nos permiten crear un mundo diferente, un mundo en armonía y paz.
Muchas gracias María. Me alegra que te inspiren y motiven a crear más armonía y paz. Un abrazo.