La verdadera meditación empieza con la inquietud de querer conocerte, de transformarte a ti misma/o y de alcanzar la calma.
Si alguna vez te has preguntado quién eres, para qué estás aquí, cuales han sido tus prioridades hasta ahora y hacia dónde quieres seguir caminando, entonces la verdadera meditación es para ti.
A causa de los pensamientos y de las múltiples actividades que absorben tu tiempo y tu energía desde la mañana hasta la noche, no es de extrañar que llegue un momento en el que te haces preguntas y deseas profundizar en algo mucho más allá de la vida ordinaria.
La insatisfacción es uno de los grandes males de la sociedad actual que puede remediarse con un poco de dedicación y de reflexión. Imagina que te propongo pasar todo el día con frustración, rabia o celos ¿Aceptarías la propuesta? En cambio si te invito a pasar ese mismo día en calma, felicidad y con una energía más amorosa seguramente aceptes de buen grado esta invitación.
Nadie quiere sufrir, nadie se levanta por las mañanas diciendo: ¡Ojalá sufra durante todo este día! Pero son pocos, muy pocos los que se preguntan cómo dejar de sentir dolor.
Si algo no te provoca bienestar tienes que plantearte si es posible cambiarlo y luego cómo cambiarlo. En general, es verdad que los grandes rasgos de tu personalidad cambian poco a lo largo de los años sin embargo, muchos de ellos cambian y ese cambio, te está mostrando que es posible.
Solo con desear el cambio no basta. Te parece normal pasar gran parte de tu vida aprendiendo a leer, a escribir, a estudiar, a formarte profesionalmente y a ejercitar tu cuerpo sin embargo, pocas veces te has planteado como ejercitar tu mente, tu ego y cómo escuchar a tu alma.
Te esfuerzas mucho en mejorar todo tipo de condiciones externas pero si lo piensas, al que le toca experimentar todo tipo de situaciones en este mundo a es tu condición más íntima y según su comprensión, traducirá todo lo que le sucede en bienestar o en sufrimiento.
En cuanto transformas el modo de percibir la vida estás transformando la calidad de tu vida y ese cambio llega gracias a la verdadera meditación.
Qué es la verdadera meditación
La verdadera meditación es una práctica que te permite cultivar y desarrollar ciertas cualidades. Tiene su origen en las palabras sánscritas y tibetanas que significan cultivar y familiarizarse.
Sobre todo familiarizarse con una visión clara de las cosas y cultivar las cualidades que habitan en ti en un estado latente mientras no te comprometes a desarrollarlas.
Cuando alguien se interesa con sinceridad por su bienestar y por las causas de su sufrimiento pronto surge la necesidad natural de interesarse por el de otras personas. La intención principal de la verdadera meditación es la de transformarte a ti misma/o para transformar este mundo en algo mejor.
La verdadera meditación te permite dar sentido a tu vida y dar a la vida un sentido más noble y elevado.
La verdadera meditación y la atención
Si lo que buscas es observar el mecanismo sutil del funcionamiento de tus pensamientos y de tus emociones para poder actuar sobre ellos, es necesario que afines tu poder de atención y de introspección y para esto, tienes que ejercitar tu atención hasta que esta, se vuelva clara y estable.
Así consigues ser neutral, como un observador externo que escudriña en tu interior sin juzgar, solo está atento a tu naturaleza interna observando lo que allí sucede.
La manera de domesticar los pensamientos no consiste en bloquearlos ni en alimentarlos, sino en dejar que lleguen y que se disuelvan por sí solos de modo que no te invadan.
La verdadera meditación no consiste en dejar de pensar sino en hacerse con el control para familiarizarse con una nueva comprensión cultivando una nueva forma de ser que ya no está sometida a los esquemas habituales que tenían tus pensamientos.
Ser libre es ser dueño de sí misma/o y eso se consigue con la verdadera meditación. Es poder llevar las riendas de tu vida en vez de abandonarte a las tendencias de tus creencias, tus costumbres o tu confusión mental.
La verdadera meditación no se practica para escapar de la realidad sino para todo lo contrario, para observar la realidad tal como es, para desenmascarar las causas del sufrimiento y disipar la confusión mental que te lleva a buscar la felicidad allí donde no está.
El fruto de la verdadera meditación es un profundo sentimiento de haber realizado, de la mejor manera posible, todo el potencial y el conocimiento que hay dentro de ti. Toda una auténtica aventura que merece ser experimentada.
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