Cada día tienes que tomar varias decisiones pero, tomar buenas decisiones ya es otra cosa ¿verdad?
A diario tienes que decidir sobre temas más trascendentales o más mundanos o cotidianos y la mayoría de las veces, lo haces de forma inconscientemente.
Es parte de la vida pero quizá no te das cuenta que la vida también te ofrece cada día un gran abanico de oportunidades y es ahí donde puede entrar en juego la duda, la incertidumbre o el miedo a equivocarte.
Tomar buenas decisiones, elegir entre una u otra opción siempre dependerá de ti y no de la opinión de otras personas y a veces, las opciones son tan variadas que te cuesta discernir cuál es la mejor para ti.
Puedes darle mil vueltas pensando: ¿Qué pasará si elijo esto en vez de aquello? ¿Qué pasará si tomo esta decisión y no otra? ¡Tomar una buena decisión parecía fácil pero veo que me está costando elegir!
Y es así como vas perdiendo fuerzas, claridad y te alejas sin darte cuenta de aquella primera corazonada que te dio una pista muy clara de cuál era la mejor opción para ti en ese momento.
Tomar buenas decisiones no es darle mil vueltas a un mismo tema, ni preguntarle a otras personas qué harían en tu lugar ni plantearte la situación de mil formas diferentes.
Mira las diferentes opciones como si fueran ríos, puedes navegar por muchos de ellos y finalmente todos te llevarán al océano pero navegar por algunos de esos ríos, hará que llegues antes a tu destino, en otros navegarás por aguas caudalosas, revueltas y no es seguro que llegues a buen puerto.
Pero si eliges navegar por ríos tranquilos y que te aportan seguridad y bienestar, todo irá fluido y a favor de la corriente.
Ya que vas a navegar, elige navegar por aguas apacibles, con una buena barca y con el viento a favor.
Cuando no tomas decisiones de forma consciente estás dispersando tu energía, vas dejando puertas abiertas que antes o después, tendrás que cerrar, de lo contrario, la energía terminará drenándose por ese punto.
Para tomar buenas decisiones lo mejor es que cada uno tenga la valentía de cerrar aquellas puertas que no les llevarán a un lugar mejor del que están ahora antes que la vida las cierre de un portazo. ¿Me entiendes, verdad?
En la vida no hay errores ni equivocaciones, hay experiencias y elecciones así que ten la valentía de tomar tus propias decisiones, de tomar buenas decisiones para ti y una vez que lo has decidido, enfoca tu atención en el camino elegido.
Comprométete contigo con tu bienestar, confía en tus corazonadas y escúchate porque muchas veces ocurre que antes de tomar una decisión importante, seguramente ya has empezado a sentir qué necesitas cambiar, qué necesitas soltar y por dónde continuar.
No te detengas, siempre sigue hacia adelante aunque sea a pequeños pasos y verás que pronto te encontrarás en el lugar que deseas estar y sabrás que, a pesar de la confusión o del miedo, tomar buenas decisiones para ti, no ha sido tan complicado, solo tenías que escucharte y atreverte a dar el paso.
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