Que las redes sociales no son la vida real lo vienen diciendo sociólogos, psicólogos y también varias “estrellas” de Instagram o de Youtube, como por ejemplo la australiana Essena O`neill.
No hace mucho tiempo, comunicó a su extensa lista de seguidores que se plantaba, que ya no podía más y que se acabó de seguir engañando y manipulando.
Ya no estaba dispuesta a seguir alimentando una gran cantidad de mentiras, de subir a las redes sociales una falsa felicidad, de poner para la foto cada día una sonrisa radiante ni de continuar aparentando una vida maravillosa que no tenía.
Avisó de que se acabaron los estilismos fantásticos, los desayunos saludables que no se tomaba, basta de incitar a las compras compulsivas y a seguir pasando la vida en una burbuja de hipocresía, de mentiras, de manipulación y con los nervios a flor de piel si se quedaba sin Wi-Fi por unos minutos o si la pillaban sin maquillar.
Se cansó de perseguir seguidores a golpe de darle un like a su página, de subir fotos a cada hora buscando la aprobación de personas desconocidas que solo contribuían a difundir una vida artificial y vacía.
Basta de tener que pasarse uno o dos días sin apenas comer para caber en un vestido y fotografiarse con él para que le pagaran.
Siempre lo digo, las redes sociales son otra herramienta más que está a tu disposición y como siempre, lo importante es: “¿Cómo las usas? ¿Para qué? ¿Con qué finalidad?”.
Usando la coherencia y sabiendo elegir, puedes encontrar cuentas y personas maravillosas que te inspiren y motiven a conocerte más y mejor y que te ofrezcan contenido que sume a tu vida.
Busca a quienes te ayuden a investigar, a descubrir y desarrollar tu potencial y no a aquellos que motivan a que te sientas frustrada/o, apenada/o o que no eres tan valiosa/o porque tu vida, no se parece en nada a lo que ves en las redes sociales.
Si buscas llegarás a hermosas páginas, cuentas o canales de las redes sociales que quizá no son muy conocidas, ni tienen millones de seguidores, ni les pagan por cada post que publican pero, ahí están, en ese inmenso espacio virtual que son las redes sociales.
La historia de Essena es una más de las muchas personas que están empezando a hablar alto y claro de lo que ocurre en las redes sociales. Te recuerdo que lo importante es el uso que le das a todo aquello que ahora está disponible a tan solo un click.
Estas son algunas de las declaraciones que hizo a sus seguidores pidiendo que abran los ojos, que no se crean nada de lo que circula por las muchas cuentas de las redes sociales:
“¡Basta de mentiras, basta de manipulación, aquí estoy, feliz de haber tomado esta decisión!”
“¿Cómo vamos a vernos a nosotros mismos y a encontrar nuestro propósito en la vida si estamos todo el día viviendo para los demás y los demás, no viven su vida, quieren vivir la vida de lo que ven en las redes sociales?”
Muchas de las fotos que había publicado en su cuenta de Instagram las borró y las fotos que dejó, editó de nuevo el texto para contar lo que de verdad había detrás de cada una de ellas.
“Esa piel hermosa y perfecta que véis en cada foto que subo, no es verdad. Esconde debajo de kilos de maquillaje, de filtros o de retoques de fhotoshop un grave problema de acné con el que llevo muchos años padeciendo y sin poder solucionarlo“.
Dice que esa era su forma de ganar dinero y que los patrocinadores le pagaban grandes cantidades por subir fotos del té que se suponía, bebía por las mañanas, del zumo de las tardes que nunca tomaba y por las frutas y verduras que por cierto, nunca comía.
Confesó que su dieta era un descalabro de grasas, fritos y bollería industrial, de pizzas y de hamburguesas y que ni rastro de ser sana y natural como hacía creer y que nunca bebía infusiones.
Por supuesto también ingresaba mucho dinero por fotografiarse con determinadas marcas de ropa, ropa que estaba fabricadas con ciertos componentes tóxicos que le producían alergias y que nunca jamás compraría.
Entró en un bucle donde ella misma era un producto de las redes sociales que ofrecía bienestar, felicidad e incitaba a comprar miles de objetos que te aseguraban una vida más fácil y llena de éxito y de felicidad.
Se obsesionaba por subir la foto perfecta a las redes sociales y para eso, podía estar varias horas posando e insultando a gritos a su hermana porque no era capaz de hacer una buena foto.
Ha abandonado las redes sociales y ahora reflexiona en voz alta y pone de manifiesto una sociedad adicta a mostrarse, a crear falsas vidas y que por hacerlo, les paguen y ese sea su único modo de vida.
Una sociedad compulsiva por consumir, donde hay que vender lo que sea a costa de lo que sea y que está obsesionada por aparentar lo que no es y además, está creando mucha insatisfacción.
Su propósito de vida ha cambiado mucho, ahora lo principal es pasárselo bien sanamente antes que salir bien en las fotos. Ahora se alimenta de forma más saludable, se ha hecho vegetariana, recicla y hace deporte.
LAS REDES SOCIALES NO SON LA REALIDAD
Ya no quiere gastar más tiempo ni más energía en desconectarse de la vida real. Su prioridad es pasar todo el tiempo del mundo con su familia y sus amigos en vez de estar obsesionada con las redes sociales.
Quiere expresarse más allá de un físico, de un vestido bonito o de un lugar de vacaciones.
“Me veréis tal como soy, triste, llorona, emocional, con acné, despeinada, sin respuestas y muerta de miedo. Así soy. La otra, a la que habéis estado siguiendo todo este tiempo, no la conozco, no ha existido nunca, era una pura mentira de las redes sociales“.
“Cuando empiezas a liberarte de lo que no eres, te asustas pero es muy sanador. Reconocer que eres humana te hace más fuerte. Sólo hay que abrirse y sentir”.
Hay que ser realistas y cuanto antes lo seas, mejor te sentirás. Sé tal como eres porque eso, siempre te lleva hacia adelante.
Deja de querer ser quien no eres pero busca siempre aquello que te ayude a crecer y a sumar cada día y eso también puedes encontrarlo en las redes sociales, solo se trata de elegir bien.
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