Para transformar algo hay que empezar por transformarnos a nosotros mismos y esto significa ir más allá de las formas o de lo aparente. Una herramienta para conseguirlo puede ser la observación, la reflexión o la meditación.
La meditación es importante, pero ni lo es todo ni es lo más importante. Hay que llevar la meditación a la vida diaria, convertir tu vida cotidiana en meditación, porque la verdad también está en la vida de cada día y en lo que te ocurre en cada momento.
Y en el día a día, puedes practicar la vigilancia, la atención y la observación, con el fin de regular mejor tus conductas e ir conociéndote realmente.
En la observación tienes que evitar caer en la complacencia, en la indulgencia, en el auto engaño y también, en la recriminación. Sólo observa. ¿Cómo te comportas, cómo actúas, cómo reaccionas, cuáles son tus rasgos principales? ¿Pereza, rencor, celos, avaricia?
Pronto reconocerás cuáles son tus tóxicos inconscientes que impiden a tu consciencia poder manifestarse, descubrirás tus pretextos y tus justificaciones, tus contradicciones y tus mentiras.
Cuando pones en marcha la vía de la observación esta te conducirá a la vía del conocimiento y del descubrimiento de ti misma/o. Y así vas comprendiendo qué necesitas cambiar y entonces, comienzas a transformarte y es entonces cuando el entorno también se transforma. “Si no sabes dónde está la espina, ¿cómo puedes quitarla?”.
Mediante la transformación te vas realizando paulatinamente como ser integral, casi sin notarlo al principio sin embargo los potenciales latentes de tu sabiduría, comienzan a aflorar fácilmente.
Este es el primer paso. La observación es como un rayo láser que apunta directamente a tus fisuras psíquicas, a tus miedos y tus ambigüedades, te muestra ese lugar por donde se escapa y drena tu energía.
También es una forma interesante de conocer las reacciones de tu ego para no volver a dejarte atrapar por sus redes porque ya habrás descubierto cuál es su juego.
Irás aprendiendo a vivir desde ti misma/o y no desde los viejos patrones, las pautas, las creencias o las necesidades ajenas. La mayoría de las personas están confusas por creer lo que no son, por eso es necesario conocerse a uno mismo para recuperar la grandeza del ser.
Cuando te vas conociendo, muchas emociones tóxicas que antes te dominaban se irán enfriando, irán perdiendo fuerza, desvaneciendo e incluso, lograrás trasmutar esas emociones nocivas para convertirlas en tus aliadas. ¿De qué forma lo harás? Reorientando adecuadamente esa energía enfocándote en lo realmente importante y verdadero.
Observa los nuevos aspectos que van surgiendo en ti y verás que estarás más preparada/o y serena/o para no dejarte arrastrar por viejos pensamientos.
Transformar es observar
La práctica de la observación se la conoce como la práctica del despertar de la consciencia-testigo, la que observa sin aprobar ni desaprobar, la que no juzga, la que ve las cosas tal como son y luego actúa de forma neutral pero sobre todo, en coherencia. Así es posible transformar para luego, transmutar.
Siguiendo con el ejercicio de transformar, no solo dejarás de consentir que las emociones tóxicas campen a sus anchas dentro de ti, sino que poco a poco, conseguirás transformarlas.
Y es así como consigues armonizar y transformar tu interior día a día, cooperando en armonía con las personas y es casi seguro que tú les inspires a transformar sus propias emociones también.
Me parece excelente !!!.. empezaré a practicar y gracias a Semillas Solares por todas las enseñanzas..
Muchas gracias Marta y buena práctica! Abrazos.