Las dependencias invisibles son las más sutiles y las que más cuesta reconocer pero, una vez que sabes dónde están, ya puedes liberarte de ellas.
Puedes tener dependencias a algo o a alguien y esto puede ser un mecanismo tan sutil que te cueste reconocerlas pero una vez que son puestas bajo la luz de la conciencia ya puedes empezar a soltarlas.
Los apegos humanos son muy variados, puedes tener apegos emocionales, apegos mentales (a unas creencias) apegos materiales y hasta apego a ciertas situaciones que tú crees que te dan seguridad.
Si cada día a pesar de saber que no te hace bien tomas una pequeña cantidad de algo terminarás necesitando más y más y es así como, casi sin darte cuenta, terminas creando dependencias invisibles, a fuerza de repetición.
Pareciera que el ser humano es adicto a los deseos y a la búsqueda de todo tipo de placeres para llenar un vacío interior. En cuanto algo le satisface ya está buscando algo diferente que le satisfaga más que lo anterior.
Es una eterna carrera absurda que nunca te lleva a ninguna meta. No importa lo que sea que persigas, lo que importa es la falsa sensación que tu crees que es placentera lo que te mueve a perseguir ese objetivo.
Cuánto más te empeñas en satisfacer esos deseos, estos se fortalecen más y están creando dependencias invisibles, ataduras que no te dejan ser libre y en vez de provocarte satisfacción, con el tiempo terminas sintiendo frustración e infelicidad.
Nos apegamos a las personas, a las creencias, a las emociones, a objetos materiales y el objetivo es que cada situación esté a nuestro servicio y a favor nuestro. Como si la verdad de cada uno fuera la única verdad posible.
Y así vas por la vida, persiguiendo aquello que te gusta y rechazando lo que te disgusta. Pero este es un camino que crea sufrimiento, dolor y dependencias invisibles.
Muchos se atan a sus posesiones pero cuando lo material se pierde acaban sufriendo más que cuando no lo tenían y cuanto mayor sea la dependencia más trabajo habrá que hacer para liberarse de esas dependencias invisibles.
Otra de las dependencias invisibles es aferrarse a las creencias. Creer que esa forma de pensar es la ideal cuando lo más coherente es dejar todas las ideas de lado y mirar la realidad tal como es en cada momento.
Resulta curioso pero también existe el apego a lo espiritual. Quienes creen sentirse en paz si hacen alguna práctica espiritual, encienden una vela o dicen una oración para luego volver a su rutina cotidiana en la que no hay el más mínimo atisbo de compasión, empatía o coherencia entre lo que predican y lo que hacen. Solo están creando más dependencias invisibles.
Sin una mente en paz y un corazón amoroso, de poco sirve la oración piadosa mientras el rencor, los celos o la ambición, siguen campando a sus anchas.
Un mundo donde se le sigue dando más valor a lo externo que al espíritu interno, donde se predica mucho y se hace poco para hacer florecer el amor y la compasión en cada uno de nuestros pensamientos, palabras y actos.
La única forma de liberarse de las dependencias invisibles es hacerlas visibles, buscar dónde no se está siendo coherente, descubrir con qué piedra tropiezas cada día y qué vacío buscas llenar. Antes de querer cambiar el mundo hay que poner orden en nuestra propia casa.
Excelente tema., es verdad uno pasa la vida apegada a lo material tratando de querer tenerlo todo y ya.bien en lo emocional, pero en la madurez me he dado cuenta que los aperos de nada valen y sólo nos llevan al sufrimiento y es tan cierto que ahora aprendí a vivir tranquila sin tanto anhelo de todo y cada día aceptNto lo que el Universo me entregue.
Gracias por ayudarnos en este camino.💜
Al final, con el paso del tiempo vamos aprendiendo así que, vamos a disfrutar del camino mientras nos damos cuenta que necesitamos mucho menos de lo que creemos. Gracias Marta por acompañarme en el camino. Abrazos.