
Se sigue poniendo etiquetas a casi todo, incluidas las personas. Cuando alguien te pregunta cómo eres, es casi seguro que te centrarás en tu aspecto exterior: “Tengo el pelo de tal color, mis ojos son …,” pero pocas veces dices cómo eres interiormente.
Muchas veces se contesta por inercia, por costumbre o se dicen frases hechas para salir airosos de una situación.
No pierdas de vista que las palabras también son energía, todo sonido lleva la carga energética de su significado, de la emoción y de la intención con la que la has impregnado cuando la pronuncias. ¡Cada palabra es un mundo por sí sola! Y somos mucho más que una etiqueta o una palabra que intenta definir un conjunto de emociones.
Somos mucho más…
Estos son algunos ejemplos cotidianos en los que casi todos solemos contestar de la misma manera cuando nos hacen estas preguntas. ¡Seguro que te reconoces en más de una de ellas!
A la pregunta: “Hola, ¿Cómo te llamas?” Respuesta: “Soy María”. ¿No sería mas apropiado contestar: “Me llamo María”? No solo eres María, el nombre es una herramienta que te han dado para nombrarte pero, no eres solo tu nombre, eres mucho más.
Cuando preguntan: “¿En qué trabajas?” Respuesta: “Soy fotógrafo”. No eres solo fotógrafo, en realidad estás trabajando como fotógrafo. ¿No eres nada más allá de tu trabajo? ¡Somos mucho más que un nombre y una profesión!
Si te preguntan: “¿De dónde eres?” Respuesta: “Soy de Nepal”. Tú no eres Nepal ni le perteneces a Nepal, has nacido en Nepal. ¿Cuántas personas han nacido en un país y al poco tiempo se han ido a otro? Hay personas que no sienten arraigo ni pertenencia a un lugar y si les haces esta misma pregunta, curiosamente responderán: ¡Nací en tal país! Raramente te dirán que son del país de donde han nacido. ¿Curioso, verdad?
Pregunta: “¿Cómo estás o qué te parece…?” Respuesta: “¡Bueno, no estoy mal o no está tan mal!”. Si lo que quieres es contestar “bien”… ¿Por qué usar dos palabras con connotaciones negativas para decir algo positivo? (La palabra no y mal). Somos mucho más que una emoción, somos un conjunto de emociones que no siempre están equilibradas y eso es lo habitual. ¡Deja de dar rodeos para decir cómo te sientes!
Seguro que encuentras muchos ejemplos más si prestas atención a cómo hablas y cuáles son las respuestas de otras personas cuando les preguntas por ellos. Cuántas veces usas frases hechas para comunicarte y aunque no te sientas muy cómoda, las sigues usando.
Más de una vez me he preguntado sobre el tema de querer hacernos sentir que somos el país en el que hemos nacido, que pertenecemos a él o el querer inculcarnos un sentimiento de patriotismo. ¿Por qué estar en deuda con el lugar donde has nacido? ¡Somos mucho más que un lugar, una nacionalidad o un color de piel!
Alguna vez te has preguntado qué pasa con las personas que nacen en un barco o en un avión y se les da la nacionalidad del país por donde se está navegando o volando en el momento de su nacimiento. ¿Tienen que sentirse forzosamente unidos a ese país? También está el ejemplo de personas que han nacido en un país determinado y a los pocos meses, su familia los ha llevado a vivir a otro. ¿Qué pasa con ellos?
Hay personas que nunca han estado en el país de nacimiento, que no sienten afinidad por ese lugar y sin embargo, se les pide lealtad o incluso, puede que estén obligados a votar para elegir presidente. Somos mucho más que unas etiquetas que dicen de dónde somos, a qué nos dedicamos o qué aspecto tenemos.
Somos libres, podemos tomar decisiones propias, no pertenecemos a un lugar, podemos elegir dónde y cómo vivir, con quién y durante cuánto tiempo. La vida te llevará hasta el lugar perfecto para ti, aquel que tenga todo lo necesario para que puedas desarrollarte plenamente, aquel que esté en sintonía contigo en cada etapa de tu vida.
No estás en deuda con nadie, no te sientas así. Otra cosa es ser agradecido por lo que tienes, por disfrutar del lugar en el que estás viviendo, porque tienes un trabajo, una profesión o una actividad que te gusta o te permite conseguir otros objetivos que para ti son vitales.
Tú decides en cada momento cómo quieres vivir, qué profesión quieres desarrollar e incluso, tienes la opción de cambiar tu nombre por otro con el que te sientas más a gusto. ¡No te sientas atada a nada ni a nadie!
Puedes cambiar de nacionalidad, de profesión, de nombre, puedes cambiar todo lo que necesites cambiar. Las etiquetas nombran una parte ínfima de algo o de alguien pero, que cada uno pueda elegir con qué se identifica libremente, siempre será un acto que te lleve a recuperar tu poder personal. ¡Somos mucho más que el significado de una palabra! Semillas Solares.
Como siempre “Semillas Solares”! Una reflexión de esas que nos tienes acostumbrados: sencillamente perfecta.
Te deseo a ti a todas las otras “semillas” un hermoso y pleno comienzo de semana.
Un abrazo desde Suecia con mucho sol y mucho frío:)
.
Gracias Graciela, me gusta lanzar temas para que los podáis ver desde distintas perspectivas y que cada uno haga sus propias reflexiones. Que tengas una hermosa semana bonita y a disfrutar del sol. Un abrazo
Qué buena reflexión, nunca lo había visto de esta forma, repetimos como loros sin prestar atención. Hay tantas cosas que podemos cambiar pero no podemos hacerlo hasta que no nos demos cuenta. Estaré más atenta. Gracias. Tere.