
Cuenta una historia de la India que un monje paseaba por un bosque con su discípulo cuando a lo lejos, vio un sitio de apariencia pobre, humilde y decidió hacer una visita al lugar.
Durante la caminata, comentó sobre la importancia de visitar nuevos lugares, también de conocer nuevas personas, sus historias y de las oportunidades de aprender que siempre se tiene con estas experiencias.
Al llegar constató la pobreza del lugar y de sus habitantes. Descubrió a una pareja con sus tres hijos, su casa de madera muy precaria, sus vestidos rasgados y sus pies descalzos.
Se aproximó al hombre, aparentemente era el padre de familia y le preguntó: “En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni forma alguna de practicar el comercio. ¿Cómo hacen para vivir aquí?”
El hombre respondió:
Amigo mío, nosotros tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos en otros pueblos o la cambiamos por otros alimentos en la ciudad más cercana y con la otra parte fabricamos queso, manteca y algún otro producto para nuestro consumo y así es como vamos viviendo”.
El monje agradeció la información, contempló el lugar por un momento y luego se despidió de ellos.
A mitad del camino le dijo al discípulo: “Busca a la vaca y tráela. Vamos a llevárnosla”. El joven miró al monje con estupor y le cuestionó sus palabras porque esa vaca, era el único sustento para vivir de esa familia.
Durante años, el discípulo jamás supo el destino que el monje dio a aquella vaca. Perder esa vaca seguro que fue una tragedia para esa familia que habían conocido. El joven discípulo dejó al monje por unos días y regresó a aquel lugar que habían visitado tiempo atrás para contarles toda la verdad, pedirles perdón y ayudarlos. No podía quitarse de la cabeza lo que supuso perder el único medio de vida que esa familia tenía.
Así lo hizo y a medida que se aproximaba al lugar, veía todo aquello muy diferente a como lo recordaba pero a la vez muy bonito, con árboles frutales, flores, una hermosa casa y niños felices jugando en el jardín. El joven se sintió triste pensando que aquella humilde familia, había tenido que vender su terreno para poder seguir viviendo.
Aceleró el paso y ya llegando a la casa, fue recibido por un señor muy amable. El discípulo le preguntó por la familia que vivía ahí hace unos años atrás, y le respondió amablemente que ahí seguían viviendo, que eran ellos.
Consternado, el joven entró a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años atrás con el monje. Elogió el lugar y les preguntó: ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar su vida?
Nosotros teníamos una vaca pero un día desapareció y nunca mas supimos de ella. Perder ese animal nos llenó de rabia y tristeza. Pronto nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas diferentes, desarrollar otras habilidades y talentos que ni sabíamos que teníamos. ¡Fue maravilloso!
Y fue así como alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora… Si no fuera por el hecho de perder aquella vaca, nunca hubiésemos sabido de todo lo que eramos capaces de hacer así que, gracias a ese episodio que nos pareció desgraciado al principio, desde entonces damos las gracias todos los días por perder a ese animal.
El ser humano tiende a ser perezoso. Se queda atrapado por lo que sus sentidos le hacen creer que es real. A veces intuye que hay algo más o mucho más de lo que ha conocido hasta ahora, pero le cuesta tanto tomar la decisión de soltar aquello que cree que posee y que en realidad, lo posee a él.
En esta evolución, solo se trata de elegir despertar o seguir dormido. Una vez que la rutina se hace carne y nos aprisiona, son pocos los valientes que quieren abandonar esa inercia y despertar a una realidad mucho mas trascendente aunque al principio da miedo y no se ve tan clara.
Perder algo es ganar algo
La mayoría de las personas usan una pequeña parte de sus capacidades para crear su historia personal, de ahí que a veces sea necesario que la vida, te cambie de lugar algunas cosas para que se pongan en marcha y despierten sus talentos.
¡Cuántas veces lo que tú llamas contratiempos, es lo mejor que te puede pasar! Cuando no te decides a soltar, el universo entra en acción y lo que tu vives como “perder algo” es soltar lastre para seguir caminando más ligero y con una nueva actitud. Semillas Solares.
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