Todos tenemos unos cuantos personajes dentro de nosotros con los que es necesario reconciliarnos. A veces eres simpático y agradable y otras no hay quien te entienda.
En ocasiones parece que te vas a comer el mundo y en cambio en otras, quieres que el mundo se olvide de ti y te encierras como un ermitaño.
Y si te preguntaras ¿Quién soy? ¿Cuál de todos los personajes es el verdadero? No creo que siempre tengas una respuesta clara. El motivo es porque te identificas con cada personaje que has ido creando según tus necesidades: el exitoso, el sufridor, la divertida, la que a todo dice que sí, la víctima o el verdugo.
Y sigues sin darte cuenta de que eres mucho más que todo eso. Si conoces cómo funcionan esos personajes, puedes dejar de identificarte con ellos y podrás gestionar tus emociones. ¡Reconciliarnos con todos ellos es el principio de un camino más ligero!
Nacemos auténticos y sin máscaras pero con el paso del tiempo vamos construyendo máscaras o diferentes personajes porque creemos que de ese modo conseguiremos agradar a otras personas, tendremos reconocimiento, dirán que somos geniales o simplemente, para protegernos y no sufrir.
Así van surgiendo y retro alimentándose diferentes aspectos de tu personalidad inconcientemente. Es posible que para sentirte querido por tus padres te conviertas en el hijo o hija “perfecto”, ya sea por miedo al rechazo o por ocultar lo que estás sintiendo y no eres capaz de decirlo.
Lo que consigues finalmente es estar en “paz” con todos pero en guerra con tus entrañas. Recuerda que tus personajes o máscaras son una creación tuya pero que tú no eres esos personajes. ¡Cuánto antes consigamos reconciliarnos con quien de verdad somos, antes comenzaremos a liberar las emociones bloqueadas!
¿Por qué los creas?
Casi siempre es para responder a las expectativas de otras personas y eso impide que vivas tu vida porque de ese modo, siempre estás viviendo la vida de otras personas, según sus gustos y sus necesidades, olvidándote de las tuyas.
No estás viendo el paisaje que te rodea y el mundo de posibilidades que existe más allá de ellos. Los personajes te convierten en miope.
Muchos de los personajes que has creado son contradictorios: “Me gustaría que me vieran como una persona sensata” y al mismo tiempo deseas interiormente tomarte un tiempo para ti e irte a explorar mundo y esto te crea una tensión interna incómoda y poco saludable.
Reconciliarnos con los deseos más profundos es sanador y liberador, no sigas anteponiendo el deseo de otras personas a tus necesidades vitales.
El problema de identificarte con un personaje que has creado es que se termina confundiendo el hacer con el Ser. Terminas por creerte que eres esa persona cascarrabias o negativa, o que solo eres una persona con éxito o alguien a quien todo se le hace cuesta arriba. Un paso para sentirnos mejor con nosotros mismos es reconciliarnos con todos esos personajes que hemos ido creando.
Cómo reconciliarnos con ellos
Da las gracias a tus personajes
Los has creado con una finalidad: para sentirte querido o para protegerte. En su momento tuvieron un sentido pero ahora que ya sabes que solo estabas buscando más amor en tu vida, se amable contigo y diles adiós.
“No firmes pactos de lealtad con ellos”
Reconoce que eres de una manera particular, con tus cualidades, virtudes y tus debilidades, como lo somos todos. Acéptate, libera a esos personajes y se honesto contigo sabiendo que habrá momentos en los que te pasas y otros, en los que te quedas corto. Busca siempre el punto medio para salirte de los extremos.
Juega con los personajes
Elige tú a los personajes antes de que ellos te elijan a ti. Juega a representar un personaje más amable, divertido, creativo y feliz. En poco tiempo podrás comprobar los buenos resultados. ¡Reconciliarnos con los personajes negativos para dejarlos ir y darle la bienvenida a otros mucho más saludables!
Empieza a hacer pequeños cambios
Explora qué hay detrás de lo que quieres aparentar y de la forma en que te muestras al mundo. Despierta tu curiosidad por descubrir qué ocurre con esa persona que necesita controlar, quejarse o vivir en la tristeza.
Conócete, observa e identifica en qué momentos te conviertes en quien no quieres seguir siendo, en qué situaciones sacas a relucir ese aspecto que necesitas cambiar.
Descubrir cuál es el motivo que te lleva a comportarte de una forma u otra es la clave que te ayudará a liberarte de esos personajes que no siempre están dispuestos a facilitarte el camino. Reconciliarnos con ellos, comprenderlos y luego dejarlos ir, es de lo más saludable.
Deja un comentario