Atreverse a ser feliz implica hacer cambios y cambiar, a veces no resulta fácil, pero no es algo imposible.
Sólo hay que tener valor y atreverse, sentir la fuerza profunda que te impulsa a dar el primer paso que romperá con tu inercia a no salir de tu zona de confort. Si consigues hacerlo, los demás movimientos se van dando de forma natural.
Una vez que te pones en marcha, compruebas que el Universo te tiende su mano, que ya no hay resistencia y al no haber resistencia, todo se acopla fácilmente. Puede crearte incertidumbre al principio, pero la única clave es: atreverse a dar el primer paso.
Un empresario austriaco ha renunciado a sus negocios y a su fortuna para vivir en una cabaña en las montañas. Una opción radical que le ha traído la mayor felicidad. Hace unos años, vivía en una lujosa villa. Un amplio garaje albergaba su limusina. A los 48 años, Karl Rabad era un acaudalado hombre de negocios, reconocido, pero infeliz.
Hoy vive en una cabaña de 20 metros cuadrados y es más feliz que nunca. “Cuando veo una foto mía de hace unos años atrás, parezco 10 años más viejo, veo a un hombre cansado y triste”.
En un viaje a América del Sur abrí los ojos: “Me di cuenta de que, las personas más pobres que viven allí, son mucho más felices que la media europea”.
“La publicidad nos dice que tenemos que tener la última marca de pantalones vaqueros, comprar el último modelo de lo que sea que se venda o una casa grande, pero las personas que tienen todo eso, no son más felices.” En enero de 2.010 el empresario, quien hizo su fortuna en accesorios decorativos, toma una decisión radical y decide desprenderse de todas sus posesiones y retirarse a una casita en la montaña.
Una vida tranquila y sin tantas cosas materiales. Para deshacerse de su hermosa villa construida en madera y cristal en un verde valle tirolés, ideó un método original. En lugar de poner su casa a la venta, organizó una lotería, donde 22.000 personas compraron un billete para participar que costaba 99 euros, con la esperanza de ganar la casa, con jardín, el spa y canchas de voleibol y también todos sus coches.
Todo el dinero recaudado de la venta de sus negocios y de la venta de su casa, fue donado a un fondo de ayuda, dedicado a los microcréditos en los países en desarrollo. Finalmente el ex millonario, realizó su sueño: ahora vive en una pequeña casa en la montaña. Tranquilo y feliz.
Su vida actual le parece idílica una vez que decidió atreverse a cambiar varias cosas de su vida. “Por la mañana me despierto cuando mi cuerpo se despierta. Como cuando tengo hambre, me pregunto lo que quiero hacer en cada momento. A veces escribo durante diez horas seguidas, a veces voy solo a caminar por las montañas y otras me quedo en silencio contemplando la naturaleza”.
Atreverse a ser feliz
“Ahora que tengo muchas menos cosas materiales, mi relación con la gente es más fácil, mucho más auténtica.
Antes la gente que conocía y se acercaba a mi, pensaba que era por interés. Ahora cuando alguien está interesado en conocerme, se que no es por el dinero ni por lo que tengo y el contacto es mucho más fácil y fluido”.
De su casa y de su vida pasada no se llevó nada. Lo único que lamenta es el tiempo que tardó en decidirse y atreverse a cambiar. “Desde hace veinte años sentía que llevaba una vida que no me satisfacía nada. Las cosas materiales no son nada en esta vida. Soy más feliz ahora porque realmente VIVO como siempre tuve que haber vivido”. Le Figaro.
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