Necesitamos más silencio y menos ruido para poder reencontrarnos. Vivimos rodeados de tod0 tipo de ruidos: ruido mental, del tráfico, de las personas, de los aparatos eléctricos…
Demasiado ruido que nos distrae y atrae la atención hacia todo lo que es externo y nos dificulta encontrar un momento de silencio y escuchar qué nos dice el corazón.
Thich Nhat Hanh siempre habla del silencio como una de las prácticas más poderosas, de ese silencio interior que es esencial y te anima a que comiences a practicarlo. ¡Más silencio y menos ruido! Es así como tendrás las respuestas que estás buscando.
Pasamos gran parte de nuestra vida buscando la felicidad sin ver que el mundo está lleno a rebosar de maravillas. Estar vivos y caminar por esta tierra es todo un milagro y sin embargo, la mayoría de las personas persiguen una cosa tras otra sin parar.
La belleza te está llamando cada día, a cada hora, pero rara vez le prestas atención. El silencio interior es esencial para oír la llamada de la belleza y responder a ella. Si en tu interior no hay silencio, seguro que no oirás la llamada de la belleza.
La práctica del Noble silencio
Vivo en un centro de retiro situado al suroeste de Francia donde practicamos un tipo de silencio llamado noble silencio. La práctica es fácil de realizar. Cuando hablamos, hablamos.
Pero si hacemos cualquier otra cosa como por ejemplo comer, caminar o trabajar, simplemente la hacemos, aunque la hacemos sin hablar. Así, podemos oír la llamada más profunda de nuestro corazón.
Hace poco varias personas almorzamos juntas al aire libre sentadas sobre la hierba. Primero fuimos cada una a servirnos la comida y luego nos sentamos en grupo. Formamos círculos concéntricos, el más pequeño dentro de otro más grande y así sucesivamente, hasta crear un gran círculo de personas sentadas en silencio. Sin decir una sola palabra.
Fui el primero en sentarme. Me senté y empecé a practicar la respiración consciente para silenciar mi ser. Escuché los pájaros y el viento y disfruté de la belleza de la primavera.
No estuve esperando a que los demás llegaran y se sentaran para poder empezar a comer. Simplemente gocé de estar sentado en silencio en ese maravilloso lugar durante veinte minutos más o menos, mientras los demás se servían la comida y se sentaban a mi alrededor. Entonces se hizo el silencio.
Pero sentí que ese silencio no era lo bastante profundo, quizá porque la gente se había distraído al ir a servirse la comida, regresar con el plato lleno y sentarse sobre la hierba. Yo seguí sentado en silencio, observando. Llevaba una campanilla conmigo y cuando todo el mundo se acabó de sentar, invité a la campanilla a sonar.
Como habíamos pasado una semana juntos practicando lo de inhalar y exhalar de manera consciente, al oír el tintineo de la campanilla todos prestaron atención. Al hacer sonar la campanilla de la plena conciencia, noté que ahora reinaba un silencio muy distinto del anterior.
Era un silencio auténtico, porque todo el mundo había dejado de pensar. Nos concentramos en la inspiración y en la espiración. Respiramos juntos y nuestro silencio colectivo generó un campo energético potentísimo. Esta clase de silencio se llama “silencio atronador”, porque es muy elocuente y poderoso.
En medio de ese silencio oí el viento y los pájaros con mucha más intensidad. Antes también los oía, pero de distinta manera, porque el silencio que se había creado no era tan profundo como este.
El silencio que vacía el ruido interior
La práctica de dejar que el silencio se haga en ti para vaciarte de todo el ruido interior no es difícil. A base de práctica, lo conseguirás. Cuando surge el noble silencio, puedes caminar, estar sentado o disfrutar de la comida.
Este tipo de silencio te da una libertad absoluta que te permite disfrutar y apreciar todas las maravillas de la vida. Te ayuda a curarte, tanto a nivel mental como físico. En ese silencio eres capaz de ser, de estar ahí, vivo.
Porque eres realmente libre: libre del sufrimiento concernientes al pasado, libre del miedo y la incertidumbre acerca del futuro, libre de todo tipo de cháchara mental.
Dejar que surja esta clase de silencio en ti cuando estás solo es muy beneficioso, y permanecer en silencio de ese modo juntos es un estado especialmente dinámico y curativo.
El silencio es un poderoso sonido que te conecta con tu interior
El silencio se suele describir como la ausencia de sonido, sin embargo también es un sonido muy poderoso.
Recuerdo que el invierno del 2013-2014 no fue demasiado frío en Francia, pero oímos que en Estados Unidos hacía un frío glacial. Vi una fotografía de las Cataratas del Niágara en esos días y el agua ya no podía seguir precipitándose, estaba congelada.
Vi la imagen y me quedé muy impresionado. La cascada de agua se había detenido por completo, y el sonido que emitía también. Hace unos cuarenta años mientras estaba en Chiang Mai, al noreste de Tailandia, en un retiro para jóvenes, me alojé en una cabaña cerca de un riachuelo rodeado de rocas, donde siempre se oía el sonido del agua precipitándose.
Disfrutaba respirando, lavando la ropa y haciendo la siesta sobre las piedras enormes de la orilla del riachuelo. Oía el sonido del agua día y noche.
Contemplando los arbustos y los árboles de mi alrededor me dije: “Desde que nacieron han estado escuchando este sonido. Supón que este sonido cesara y que por primera vez oyeran el sin sonido: el silencio”. Imagínatelo, si te es posible.
De pronto el agua deja de correr y todas esas plantas que desde que nacieron han estado oyendo, día y noche, el sonido del agua precipitándose, ya no lo oyen más. Piensa en lo sorprendidas que estarían al oír, por primera vez en toda su vida, el sonido del silencio.
Cuando consigues silenciar todo el ruido interno, cuando se hace el silencio, un silencio atronador en ti, empiezas a oír la llamada más profunda en tu interior. Tu corazón te está llamando. Te está intentando decir algo, pero aún no has podido oírlo al estar tu mente llena de ruido.
Has estado distraído con otras cosas, a todas horas. Has estado lleno de pensamientos, sobre todo de pensamientos negativos. En la vida cotidiana muchas personas pasan la mayor parte del tiempo buscando sensaciones agradables, tanto en el sentido material como afectivo.
Dedican todo su tiempo a ello. Son las llamadas preocupaciones cotidianas. A diario te preocupa: cómo tener suficiente dinero, comida, cobijo y otras cosas materiales. También tienes preocupaciones afectivas: si una determinada persona te ama o no te ama, si un trabajo es seguro o no lo es.
Tu mayor preocupación, como nos ocurre a la mayoría, quizá sea una de la que no te has dado cuenta, una que no has oído en tu interior. La mayor preocupación de todos no tiene nada que ver con el aspecto material o afectivo.
¿Qué quieres hacer con tu vida? Esta es la cuestión más importante. Estás aquí, pero ¿por qué estás aquí? ¿Quién eres ? Estas son las preguntas que no te planteas por falta de tiempo o por no quererles hacer un hueco en tu vida.
No son solo preguntas filosóficas. Si no logras responderlas, tu mente no estará en calma ni serás totalmente feliz, porque la felicidad no es posible sin una cierta paz. Muchos creen no poder responderlas nunca.
Pero la plena conciencia te ayudará a lograrlo cuando se haya hecho un cierto silencio en ti. Descubrirás las respuestas a algunas de estas preguntas y oirás la llamada más profunda de tu corazón.
Cuando te preguntas “¿Quién soy?”, si lo haces con el suficiente tiempo y honestidad, descubrirás algunas respuestas sorprendentes. Quizá veas que eres la continuación de tus antepasados.
Tus padres y tus antepasados están presentes en cada célula de tu cuerpo, tú eres una continuación suya. No estás separado de ellos. Si eliminaras a tus antepasados y a tus padres de ti, “tú” desaparecerías.
Y en ti también está presente el elemento fuego, el elemento del calor, el elemento de la luz. Sin la luz del sol no crecería nada en la tierra. Si lo sigues observando, verás que estás hecho de sol, una de las estrellas más grandes de la galaxia. Y como ya sabes, la tierra al igual que tú, está hecha de estrellas. De modo que eres las estrellas.
En una noche clara si alzas la vista, verás que formas parte de las estrellas del cielo. Tú no eres solo el cuerpo que crees ser. La plena conciencia te da el espacio interior y la quietud para mirar dentro de ti, para descubrir quién eres y qué quieres hacer con tu vida.
Ya no sentirás el deseo de perseguir una cosa tras otra. La vida está llena de maravillas, como los sonidos maravillosos.
Los 5 sonidos del budismo
El Bodhisattva es un ser de una compasión inmensa que dedica su vida a aliviar el sufrimiento de los demás. En el budismo se habla de Avalokitésvara, el Bodhisattva que “escucha profundamente el clamor del mundo”.
Avalokitésvara puede oír toda clase de sonidos. También emitir los cinco sonidos que curan el mundo. Si encuentras el silencio en ti, podrás oír esos cinco sonidos.
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El Sonido Maravilloso
Es el sonido de todas las maravillas de la vida que te llaman sin cesar. Es el de los pájaros, la lluvia, el mar…
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El Sonido de quien observa el mundo
Es el sonido de la escucha profunda, del silencio interior, de la pausa mental.
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El Sonido de Brahma
Es el sonido conocido como sonido trascendental OM. Para los hindúes y budistas tiene el poder innato de crear el mundo. El universo se creó por medio de este sonido. Muchos astrónomos modernos han acabado creyendo en algo parecido. Su hipótesis es que el universo surgió de la gran explosión del Big Bang y del sonido de su explosión.
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El Sonido de la marea alta
Simboliza la voz del Buda. Un sonido penetrante a la vez que efectivo y amoroso.
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El Sonido que trasciende todos los sonidos
El sonido de la impermanencia que nos recuerda que no debemos quedarnos atrapados en los sonidos mundanos ni apegarmos a ellos.
Elige momentos de silencio, de verdadero silencio interior. Puedes hacer silencio cuando te alimentas, cuando paseas, cuando estás en la naturaleza, en la ducha o donde necesites estar. Lo importante es que el ruido mental cada día sea menor y tu silencio interior, vaya en aumento y así, las respuestas se harán presentes en tu vida.
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