Memorias. Memorias cercanas, de hace unos pocos días, memorias de la infancia o incluso esas memorias que muchos ansían recuperar: las memorias de otras vidas, las memorias que nuestra alma transporta de vida en vida.
Pero como todo en la vida, acceder a esas memorias es parte de un proceso, de un estado de comprensión y sobre todo, de un nivel de consciencia. Un artículo escrito por Marie Johanne Croteau que puede ayudarnos a comprender el complejo engranaje que hay detrás de las memorias.
Memorias del Pasado
El pasado participa en nuestro presente y construye nuestro futuro de forma individual y colectiva…
Nosotros los humanos, estamos condicionados a pensar que sólo lo que es tangible y palpable es real…
Y sin embargo…
Esto no nos impide conocer las alegrías y las penas de nuestro mundo emocional (o del astral). Para tocar una emoción, un miedo o un sentimiento, aceptamos confiar en una sensación “impalpable”.
También tenemos en cuenta el mundo de lo imaginario, es decir, el universo misterioso de los sueños…
Sin embargo, todos estos espacios de “nuestra realidad del ahora” existen en otros planos de conciencia.
Somos una estructura energética que consta de varios planos sutiles.
De la misma manera que nuestro cuerpo físico nos permite desplazarnos y experimentar, poseemos varios cuerpos llamados sutiles, que nos permiten circular, vivir en estos otros planos y sentirles.
Todos nuestros cuerpos sutiles están inter-relacionados y se inter cambian continuamente, energía e información. Podríamos compararles a las muñecas rusas que se encajan unas en otras… o como las capas sucesivas de una cebolla.
No voy a dar un curso de terapias energéticas aquí, me permitiré enumerar solamente los planos sutiles del cuerpo físico para los que no conocen en absoluto “este vocabulario sutil”.
Los planos sutiles
El plano más cercado al cuerpo físico es el etérico. Es una copia idéntica del cuerpo físico pero más sutil, es decir, sin tener la misma densidad. Refleja escrupulosamente su salud física.
El plano siguiente es el plano emocional (o astral) encontramos allí todas las emociones vividas en esta vida además de la resonancia emocional de otras vidas. En este cuerpo se alojan nuestras alegrías, nuestros dolores, nuestras penas… que pertenecen no solo a esta encarnación, sino también a nuestras vidas anteriores.
El plano mental ahora. Ahí encontramos todas nuestras creencias y todos nuestros condicionamientos. Es el universo de nuestra psique, el reino de nuestro pensamiento consciente e inconsciente. La sede de “Yo soy”. Cuando alguien dice que tiene un mental muy fuerte, no vive solo “en su cabeza” sino que también es muy sensible a la energía de este plano de conciencia llamado el “cuerpo mental”. La energía de nuestros pensamientos, creencias, no se viven en nuestra cabeza, sino en el cuerpo sutil.
El cuerpo causal. Este cuerpo es el de las causas, es decir, las memorias profundas… pues contiene las informaciones que están en el origen de diferentes disturbios de memorias anteriores. Este cuerpo está directamente vinculado al chakra del corazón y más concretamente al átomo germen, que es el que almacena todas las memorias pasadas del alma.
Es a nivel del cuerpo causal, donde podemos decir que existe una frontera entre aquí abajo y el más allá. Es el plano causal el que contiene el banco de informaciones de vuestras memorias pasadas y está vinculado directamente a lo que denominamos las memorias kármicas.
El inconsciente individual y colectivo
Del pasaje del consciente al inconsciente… y del inconsciente a la Conciencia y al Conocimiento. Podemos distinguir dos componentes en lo que llamamos el inconsciente en este vasto plano de la inconsciencia: el inconsciente individual y el inconsciente colectivo.
En el sentido más amplio, el inconsciente es un plano vibratorio, como lo son los planos físico, etérico, emocional y causal.
Este plano no se añade sino más bien, engloba los planos terrestres. Podemos decir que los planos físico, etérico, mental y causal, están inmersos en lo que llamamos “el inconsciente”.
El inconsciente planetario registra toda la información de lo que ocurre sobre los planos terrestres: registra tanto los detalles de lo que vive el planeta, como de lo que vive la humanidad, de lo que vive cada humano, los animales, las plantas, los minerales, es decir, todos los grupos vivos que habitan sobre la Tierra.
Esta información planetaria contiene lo que llamamos, el Banco de datos akáshicos. El “disco duro” de la gran biblioteca planetaria.
Para cada uno de estos grupos hablamos también de inconsciente colectivo. Entonces tenemos el del país, el del pueblo, el de la familia, el de una especie animal…
A través del inconsciente colectivo, viaja una multitud de informaciones: miedos, creencias, juicios, ideales, visiones que se despiertan en ciertos grupos sociales y a veces hasta a escala planetaria.
Pero, volvamos al inconsciente individual. Desde la primera vez, cuando el alma visita al feto en el cuerpo de su madre, adquiere su inconsciente y este, registra todo lo que vivirá posteriormente esta alma.
Ningún pensamiento, ni traumatismo, ni enfermedad, ni alegría, ni ninguna emoción se dejará de lado. El inconsciente es totalmente incondicional. No juzga nada de lo que vivimos, está dotado de una autonomía de discernimiento, todas las memorias a las cuales tenemos acceso estarán disponibles, porque las hará accesibles.
El inconsciente es muy protector, evalúa constantemente lo que vivimos y da acceso solamente a las informaciones que necesitamos para continuar evolucionando. Todas las memorias ocultadas, lo están por él y así las dejará si no atravesamos las etapas necesarias que nos permitan recobrar “la memoria”.
Nuestro inconsciente no tiene ningún calendario y si no podemos recobrar una memoria porque no estamos listos, este inconsciente nos dará la posibilidad de repetir esta misma memoria en una siguiente encarnación, con el fin de superarla y curarla.
Todo lo que vive el colectivo humano es registrado en este vasto plano del inconsciente global al cual estamos totalmente unidos por nuestro propio inconsciente individual. Estamos constantemente en relación con todo lo que se vive sobre el planeta. Nuestro inconsciente individual está inmerso en el inconsciente colectivo.
El inconsciente conoce sus “memorias congeladas”, conoce nuestras vidas pasadas. De la misma manera que para las memorias de nuestra vida presente, el inconsciente es el que permite el acceso a las vidas anteriores.
Así en la integración de las memorias, el inconsciente es nuestra puerta de entrada a lo que El Cristo llamaba “el Caldero de las memorias”. Permite el acceso a las memorias que nos considera capaz de “gestionar”.
En otras palabras, el inconsciente es más consciente que nuestra conciencia porque está en la Conciencia con C mayúscula. Él es Conocimiento. Traducción: Equipo Isthar Luna-Sol
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