Walter Riso reflexiona sobre el grado en que debemos preocuparnos de las cosas.
Nuestra sociedad tiene sentimientos encontrados con la gente despreocupada: también les gustaría despreocuparse y a la vez genera indignación, debido a que se asocia despreocupación con irresponsabilidad, y no falta quien se angustia ante tanta calma.
La despreocupación adaptativa es el arte de volverse nebuloso para los problemas irracionales y actuar cuando la situación lo requiera realmente. Nebuloso significa que cuando lleguen “dificultades no importantes”, dejarás que te atraviesen y sigan de largo. No permitirás que te impacten.
La despreocupación responsable no es desprenderse de todo y convertirte en un “indiferente de tiempo completo”: es hacerte cargo de aquellas cosas que verdaderamente te interesan y son relevantes.
El despreocupado responsable no es egoísta.
Cuando se compromete, es fiel a sus principios y cuando no, desaparece.
¿Políticamente incorrecto? Pienso que no. ¿Acaso tenemos la obligación de aceptar todo lo que nos impongan?
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