Como todos aquellos que están atentos a la manera en cómo se desarrollan las cosas que conforman su existencia, no puedo dejar de echar un vistazo a menudo sobre lo que jalona el recorrido de lo que llamo “mi compromiso”.
Y eso es bastante significativo…
¿El objetivo de esas personas? Demostrar.
¿Demostrar qué? Pues de forma global, la existencia activa de la conciencia o del pensamiento fuera del cuerpo y la supervivencia de esa conciencia después de la muerte. Con mi larga práctica de de-corporación, yo debería ser, en principio, un buen sujeto de estudio.
¿Qué método se utiliza para eso? Sencillamente, colocarme unos electrodos sobre el cráneo -y quizá también en otras partes del cuerpo- conectadas a no sé qué máquina -experimental o no- y ver qué pasa sobre unos gráficos mientras salgo de mi cuerpo.
Según parece, eso ayudaría a hacer avanzar “las cosas”.
¿Ha hecho eso avanzar las “cosas”? No, definitivamente no.
Incluso el Dalai Lama, que aceptó jugar el juego, no cambió mucho las cosas. Apenas se hizo publicidad…
No, por muchos millones de testimonios surgidos de todas las culturas a lo largo y ancho de este mundo y las innumerables experiencias llevadas a cabo con rigor, tanto en el este como en el oeste, aquellos que tienen derecho al “Capítulo oficial” siguen declarando que todo esto no prueba nada, porque: “sí pero esto… y tal vez esto otro…”
¿Por qué?
Después, porque la respuesta a esta pregunta no tiene nada que ver con la cantidad de datos que se puedan técnica y oficialmente recibir, sino que tiene que ver con un cambio global de las mentalidades.
Y finalmente, porque cuando me encuentro en un estado de de-corporación, es decir que experimento el fenómeno desde dentro, sé íntimamente que estoy a las puertas mismas de lo Sagrado y que eso, eso, no se mide.
He hablado de un cambio de mentalidades… Un cambio así pasa sin duda por el hecho de aceptar que podrían existir uno o varios campos en los que lo que llamamos la Ciencia no puede penetrar, al menos mientras sea lo que es hoy.
Igual como hemos sido condicionados y sometidos durante milenios a los dogmas e inmovilismos de la Iglesia, incapaces de un pensamiento autónomo, hemos entrado en una era en la que observamos una actitud análoga ante el Templo de la Ciencia y su indiscutible soberanía.
Hemos cambiado simplemente de un “Buen Dios” por otro. Pero nosotros, ¿hemos cambiado?
En otros términos, ¿somos más maduros?
Este coraje se encuentra en el hecho de atrevernos a posicionarnos tanto fuera del Templo de los “científicos de todo tipo”, como fuera de la Iglesia de los “sacerdotes con orejeras”.
Pero lo que intento decir, es que deberíamos por fin pensar por nosotros mismos y experimentar por nosotros mismos, sin delegar nuestra relación con la vida a la “Creencia global dominante” de nuestra época, como quien obedece a una moda.
¿Tan irracional es tener fe en la existencia de la conciencia fuera del cuerpo y en la realidad del alma?
Quizás esta idiotez no científica haga crecer a algunos de los que me leen y me escuchan… Es lo que me dicen con frecuencia y me atrevo a creerlo… aunque, desgraciadamente para otros, este crecimiento interior no sea tampoco demostrable.
Daniel Meurois.
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¡Me alegro! Para eso estamos… para difundir y compartir.
Gracias a ti también, una irracional???
Abrazos.
Semillas Solares
Como me gusta este hombre. Gracias semillas solares por traducirnoslo !!!
Firmado. Una irracional:-) 😀