La trilogía de Agua se completa con la lunación de Piscis, el signo de la humanidad que se asocia a la liberación de las emociones, a las experiencias de liquidación y a lo que supone una revisión de patrones antiguos, porque es la última lunación antes de la entrada del Sol en Aries, el que abre un periodo de renovación.
Ya sabe Piscis lo que es cargar sobre sus espaldas todo un cúmulo de situaciones que pueden coartar su libertad de acción;
lo que es estar pendiente de una humanidad que se estremece, que se lía con el karma; que debe superar experiencias que le llevan a sentir cómo el pasado ancestral pretende ajustarle las cuentas.
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