
Si una persona tiene carencias emocionales será insegura y buscará constantemente el reconocimiento de otras personas.
Esto se manifestará en sus relaciones afectivas y de algún modo le creará dependencia emocional, mientras que si es madura y afectivamente armónica, sus lazos afectivos se basarán en relaciones sanas.
En el segundo caso no necesitará afirmar constantemente su ego, se sabrá segura de sí misma, podrá prescindir de justificarse, se mostrará como es en realidad y estará dispuesta a dar y recibir pues: “No pongas muros, ni vallas, ni fosas a tu corazón; es así como estará más sereno”.
Cuando no hay carencias efectivas tendrás seguridad y sabrás cuidar de ti misma/o de forma adecuada en cada momento, estás mucho más capacitada/o para iniciar vínculos afectivos sanos y desenvolverte con mayor seguridad y veracidad en toda relación de afecto. La aceptación de uno mismo promueve relaciones sanas.
Fue Buda el que dijo: “Si cuidas de ti mismo, cuidas de los demás y si cuidas de los demás, cuidas de ti mismo”.
Hay un antiguo ejercicio de meditación de expansión amorosa y compasiva que consiste en impregnarse a uno mismo de amor para luego irradiarlo en todas las direcciones y hacia todas las criaturas. ¡Practícalo a diario!
Hay un antiguo ejercicio de meditación de expansión amorosa y compasiva que consiste en impregnarse a uno mismo de amor para luego irradiarlo en todas las direcciones y hacia todas las criaturas. ¡Practícalo a diario!
No es un camino fácil porque a menudo hay que salvar algunos obstáculos: el afán de posesión, los celos, las expectativas, las exigencias, los reproches, el anhelo de ser considerado y tenido en cuenta, la susceptibilidad, la necesidad de ser el centro de atención o el resentimiento.
Todos esos escollos impiden el verdadero amor, impiden las relaciones sanas y se dan más en las relaciones de pareja que en otro tipo de relaciones.
En las relaciones sentimentales es más proclive a que surjan conflictos, tensiones y frustraciones que puedan resentir el vínculo afectivo, sobre todo cuando se viven desde actitudes de carencias emocionales, ya que entonces se trazan como líneas paralelas en torno a la relación que nunca convergen.
Si alguien de la pareja solo se centra en sus carencias, no tiene ojos para ver las necesidades ajenas, y mucho menos tendrá el deseo de querer escuchar las necesidades del otro.
Toda relación afectiva debe ir evolucionando a la par y ser de recíproca ayuda. El amor hay que cultivarlo como una hermosa y delicada flor y de hecho, se puede aprender a amar y a tener relaciones sanas.
Cómo tener relaciones sanas
El amor será tanto más genuino y consistente cuanto más se base en los siguientes puntos:
Incondicionalidad
Aceptación consciente de la persona amada, con lúcida consciencia de que no es un “objeto” de nuestra propiedad y no hay que acapararla, sino ponerle alas de libertad.
Amar a la persona tal como es, sin necesidad de “inventarla”, evitando que sea un “instrumento” para satisfacer las propias carencias emocionales.
Continuidad
Continuidad en el respeto, en el tiempo que necesita el otro y sobre todo continuidad en la evolución como pareja. Cada tanto es bueno revisar en qué punto se encuentra la relación y hablarlo libremente.
Entrega
La relación no se puede o no se debe convertir en una “transacción” emocional. Yo te doy más, yo te doy si tú también me das, llevo tiempo sin recibir de ti…
Tolerancia y comprensión
Comprender que la persona amada también necesita crecer interiormente y desarrollarse como ser humano y que lo hará a su manera particular, según sus necesidades que no tienen por que ser las mismas que las tuyas.
En las relaciones sentimentales hay que aprender a discernir entre amor y enamoramiento. Cuando hay amor, aunque la caricia se desgaste y el enamoramiento cese, el amor prevalece, aunque la relación de pareja tenga que convertirse en una relación distinta. Las relaciones sanas no son estáticas, van evolucionando.
El amor no se puede imponer o exigir y no debe dar paso a presiones y reproches, de la misma forma que la relación no debe cimentarse sobre ciertas expectativas.
Toda relación de pareja debe respetar los tres espacios: el tuyo, el mío y el nuestro.
ES necesario aceptarse a uno mismo para aceptar a los otros; valorarse a uno mismo para valorar a los demás. Hay que superar el miedo y saber poner límites cuando sea necesario, evitando la obediencia ciega y la sumisión.
Puedes ir creando relaciones sanas empezando por dejar atrás dos extremos afectivos insanos: la dependencia emocional y el afán de dominio.
Puedes mejorar las relaciones afectivas en general con las siguientes pautas:
- Superar la necesidad de tener que demostrar algo.
- Cambiar algunos comportamientos que causan dolor en ti y en otras personas, mediante una actitud de atención y ecuanimidad.
- Aprender a relacionarte desde la libertad para que la relación sea el encuentro de dos libertades internas y no el de dos necesidades emocionales.
- Que prevalezca la sinceridad siempre con palabras amables y no hagas uso de una franqueza hiriente.
- Comprender que todos tenemos nuestras necesidades y es posible amar sin hacer sacrificios.
- Ofrecer tus emociones más sanas: generosidad, compasión, alegría, paciencia.
- Considerar que toda relación es dinámica y puede cambiar, pero que cualquiera sea el curso que tome, si hay verdadero amor, éste perdura.
- Mostrarte tal cual eres.
- Conciliar tus propios intereses con los de las otras personas.
- Superar los celos, el rencor y el apego.
El amor consciente es el que es iluminado por la sabiduría y la comprensión. Es posible crear relaciones sanas que permitan que aflore lo mejor de aquellos que se relacionan. Ramiro Calle.
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