Y no, no es así, eso sería un completo disparate. Simplemente te hablo en un lenguaje diferente. No puedo ser “sutil” y “suavecito”cuando debo darte un mensaje muy claro. Te quejas de mi, de mi presencia en tu cuerpo, pero no te tomas ni un segundo en reflexionar y tratar de comprender el motivo de mi visita.
Te escucho decir: “Cállate”, “vete”, “no te he pedido que vengas” y mil frases mas. Pero debo mantenerme firme y constante, porque es importante que comprendas el mensaje. ¿Qué haces tú entonces? Me mandas a dormir con algún medicamento. Me mandas callar con ciertos tranquilizantes, crees que puedo desaparecer con antiinflamatorios.
Intentas días tras días taparme, sellarme, callarme o ignorarme. Cuando mi única intención es darte un mensaje claro. Imagínate que soy una alarma que suena y que intenta de mil formas diferentes decirte que frente a ti, hay un Iceberg con el que vas chocar. Sueno y sueno por horas, por días, por semanas, por meses, por años, avisándote y tú te quejas pero, sigues sin escucharme… ¿Comprendes?
Así es, pero ya hemos despertado en muchos aspectos y estamos reconciliandonos con nuestro cuerpo. Sin él, no estaríamos ahora aquí. Besos y Abrazos.
Así es, pero ya hemos despertado en muchos aspectos y estamos reconciliandonos con nuestro cuerpo. Sin él, no estaríamos ahora aquí. Besos y Abrazos.
Este es un mensaje de profundo calado. Somos enfermos porque aún no estamos familiarizados con la voz de nuestro cuerpo…
Besos