Tu forma de ser, tu carácter, tus sentimientos y emociones y tu forma de pensar, son las consecuencias directas de un conjunto de reacciones químicas que produce tu cerebro. Aprende a poner en práctica la química del amor y del buen humor.
¿Te ha pasado que cuando ves a una persona por primera vez, comienzas a sudar, tienes palpitaciones, tus manos tiemblan, te ruborizas, sientes ese cosquilleo en el estómago, tartamudeas y comienzas a reírte por nada?
Bueno, pues esto indica que aquella persona que está delante de ti es bioquímicamente compatible contigo y tu cerebro acaba de poner en marcha la química del amor.
La química del amor
Se refiere a las descargas neuronales (electricidad) y hormonales (sustancias químicas como dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina) además de ácidos y gases.
Todo ello se mezcla creando una revolución interna que convierte lo racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo. Son reacciones que explican buena parte de los signos del enamoramiento, lo que se conoce como la química del amor.
El verdadero enamoramiento sobreviene cuando se produce en el cerebro la feniletilamina, un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.
Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (un neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxitocina y así comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los sentimientos y comienza el enamoramiento. ¡La química del amor está en marcha!
Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas, días y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o de sueño.
Por ejemplo, el chocolate es un alimento especialmente rico en feniletilamina y es por eso que cuando lo comes, ves el mundo de color de rosa y te sientes mejor, aunque su efecto sea pasajero.
Serotonina
Esta sustancia se crea a partir de un aminoácido llamado Triptófano, el cual lo puedes encontrar en el chocolate, el sésamo, el arroz, los cacahuetes, el huevo, las almendras y el pescado.
Influye sobre el sueño y se relaciona también con los estados de ánimo, con las emociones y los estados depresivos. Afecta al funcionamiento vascular y la frecuencia del latido cardíaco, regula la secreción de hormonas como la del crecimiento. Frecuentemente se la denomina “la hormona del buen humor”.
La serotonina absorbe la luz que recibe el organismo a lo largo del día y esto provoca un aumento progresivo del bienestar y la felicidad, producto de la estimulación de este neurotransmisor en el cerebro. Los baños de sol son muy importantes, exponerte a la luz solar estimula tu sistema inmunológico, activa la hipófisis y eleva tu cantidad de serotonina.
Oxitocina
La oxitocina fomenta la unión entre las personas y la creación de lazos estrechos. Influye en momentos tan importantes de nuestra vida como el proceso de enamoramiento, las relaciones o el parto.
Las emociones comienzan a generarse en el cerebro, y con la oxitocina se fortalecen sentimientos más duraderos y estables de amor y de compasión, tanto entre parejas como en las relaciones engeneral. Es otra sustancia que participa en la química del amor.
Dopamina
La dopamina tiene muchas funciones en el cerebro, incluyendo el comportamiento y la cognición, la actividad motora, la motivación y la recompensa, el sueño, el buen humor, la atención y el aprendizaje.
Se asocia al placer, activando los sentimientos de gozo y motiva a las personas a realizar más actividades.
El amor, la confianza y la empatía tienen mucha relación con las hormonas. Esta es la química del amor que se pone en movimiento.
Pero no olvides que todo este mecanismo se pone en marcha a través de una buena actitud personal aunque siempre puedes ayudarte de la luz del sol y de algunos alimentos que eleven la cantidad de estas sustancias químicas tan beneficiosas para ti.
Poner en marcha la química del amor dependerá de que no te falte una buena alimentación, horas de sueño, una buena actitud y actividad física.
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