En un mes de mayo, bajo una luna llena y con 35 años, el príncipe Siddharta entró en una profunda meditación.
Por etapas, reconoció todas sus vidas anteriores, comprendió que todo lo que existe es cíclico, la ley de causa y efecto y la ley del Karma.
Pudo trascender el apego, la ignorancia, los puntos de vista erróneos y los deseos.
Fue así como se convirtió en Buda, se iluminó, despertó, adquirió el Conocimiento Supremo y llegó al Nirvana.