Lo han bautizado como “el payés de la estevia”, pero Josep Pàmies va mucho más allá. Su labor divulgadora sobre esta planta prohibida, 30 veces más dulce que el azúcar y con propiedades terapéuticas fascinantes, le han dado una popularidad inesperada a este agricultor de 65 años.
En tu caso, sentiste un flechazo absoluto por una planta, la estevia, y parece que ella ha hecho tanto por ti como tú por ella, porque gracias a ti y a Dolça Revolució se conoce hoy en España. Explícanos esa historia de amor y las dificultades que has tenido para difundir sus bondades. Era una época en la que estaba preocupado por el monopolio de las semillas transgénicas por parte de Monsanto y buscaba información. Encontré una asociación de padres de niños diabéticos que habían muerto en Estados Unidos por culpa del aspartamo, propiedad de Monsanto.
Cuando empecé a plantar estevia, eran miles de personas al año que venían y yo les regalaba estevias para comprobar si eran verdad sus efectos beneficiosos en diabetes, hipertensión, colesterol y todas esas enfermedades. Pero llegó un momento en que no podía gestionar tantas visitas y actividad.