Hemos entrado en la primavera de un año que se avecina extraordinario en
muchos sentidos, porque nos supone un esfuerzo considerable para estar alineados
con la nueva conciencia que entró el 21/12/12.
El punto vernal, el que se
identifica como la entrada del Sol en Aries, representa el principio de una nueva
etapa de experiencias que van a proponernos dejar atrás muchos parámetros
antiguos, para atrevernos a ser lo que realmente queremos ser, o lo que nuestro
Yo Superior ha programado para esta etapa que nos mide con el destino, nuestro
destino.
La conjunción de Marte con Urano, coincide con la entrada del Sol en
Aries, no va a darnos tregua y va a impulsar toda clase de acontecimientos. Es
posible que esta potente vibración, esa alta frecuencia, sea muy fuerte estos
días y que mucha gente se haya encontrado mal en su piel y esté experimentando
eso ahora mismo.
Nos altera esa energía porque no logramos canalizarla adecuadamente y es como si no cupiésemos en nuestros cuerpos.
Todas estas energías
nos revuelven, nos proponen cambios que nuestra personalidad no termina de
aceptar y lo peor que podemos hacer es resistirnos.
No se trata de que los planetas estén enviándonos energías
descontroladas, sino que, la resonancia del planeta interior, es decir, la parte
de Sol-voluntad, la de Marte-Acción y la de Urano-Fusión ya están conectados a nuestras necesidades o que no terminan de alinearse y la conciencia está
reclamando que hagamos de una vez. Las personas que han ido cambiando
progresivamente se adaptarán mejor a esas transformaciones, los que se han
parapetado detrás de su muro de incomprensión, se verán sacudidos, porque
recordemos que no se trata de que la primavera la sangre altera, es que el
Equinoccio marca un punto de expansión de la naturaleza, de impulso de todo lo
que había quedado aletargado, reverdece, se exalta y la savia empieza a
circular.
Es un ciclo anual que la naturaleza asume, pero que el ser humano,
alejado de los ciclos originales, se altera porque no es capaz de asumirlos
adecuadamente y esa vitalidad le sobrepasa.
La primavera es un estado anímico que nos prepara para el crecimiento y la
plenitud que alcanzamos al pasar la puerta del próximo solsticio, que coincide
con la fiesta iniciática de San Juan. No solo tenemos que prepararnos
físicamente, el cuerpo que se ha estado cubriendo, encogiendo por el frío,
empieza a despertar, sino que todos nuestros sentidos, físicos y sutiles se
remueven y es un momento animicamente delicado.
Todos los planetas que pernoctan en Aries durante esta etapa, el Sol, Marte, Venus que entra el 22 de marzo en Aries y Mercurio que
entrará el 15 de abril, pasan por los grados de Urano en el primer decanato de
Aries y este acontecimiento astrológico nos lleva a renovarnos una y otra vez,
ya que la conjunción, que representa precisamente el paso de un planeta por
encima de otro, es un aspecto semilla.
Lo que se renuevan son energías adscritas
a cada planeta. Con el Sol, que avanza y estará en periodo de plenilunio, nos insta a impulsar la voluntad,
iniciativas relacionadas con nuestra presencia Yo Soy.
Con Marte, nos toca romper las reglas de lo caduco y ponernos manos a la obra.
Se han dictado y se dictarán sentencias en los tribunales, y en nuestras
consciencias.
Con Venus, se pueden romper uniones como también recuperar antiguos afectos, volver a empezar, plantar las semillas de la unificación
dentro del ámbito del amor más fusionado con la naturaleza humana, con los
afectos sinceros.
Con Mercurio, tienen que surgir ideas revolucionarias, romper
moldes caducos, apartar todo lo que es contrario a la dinámica social justa, se
pueden tomar medidas que favorezcan la transparencia y la ecuanimidad.
El tránsito de planetas por Aries siempre representa una novedad, un
principio en el que la pureza y las iniciativas vanguardistas tienes que tomar
el relevo de lo que en el signo anterior se liquidó.
Vivamos estos tránsitos como bocanadas de aire puro para afrontar la etapa de
la Pascua, como un camino de muerte de tendencias obsoletas y el renacimiento de
una personalidad realmente Crística.
Milena Llop.