“Dieta vegetariana y actitudes correctas pueden sanarte”.
Vegetariano desde…?
Mis padres eran ya vegetarianos cuando yo nací.
¿Y sus abuelos?
Mis dos abuelas
coincidieron en la consulta de un médico vegetariano…, y adoptaron la dieta
vegetariana en sus respectivas familias.
Vegetariano
de segunda generación.
Y mis hijas también.
Por
entonces se decía que los niños vegetarianos se mareaban…
¡Qué va! hice deporte. ¡Hay
grandes deportistas vegetarianos! Navratilova, Carl Lewis, Van Damme…
Un
compañero mío de pupitre era vegetariano… ¡y mordía mi bocata de chorizo!
A mí, el olor ya me
hubiese echado atrás. Jamás he comido carne ni pescado.
¿Nunca?
¡Me repugna! Ni mis
padres ni mis hermanos han comido jamás carne ni pescado.
¿Es
una militancia?
Una opción moral.
Por eso hoy soy vegano: no como nada de origen animal. Ni huevos ni lácteos.
Quien quiera comer carne o pescado… que mate personalmente al animal.
Pero
la especie humana ¡es omnívora!
Los grandes
primates son vegetarianos, y los humanos comíamos carne y pescado
ocasionalmente. ¡Hoy se comen en exceso! El organismo se sobrecarga, y de ahí
nuestras enfermedades: articulaciones inflamadas, arterias bloqueadas,
alergias, diabetes…
¿Y
qué tiene de malo el pescado?
Su grasa se satura
de metales pesados y tóxicos, dada la contaminación de los mares.
Los
vegetales llevan agrotóxicos…
Peor es que carne y
pescado carguen con la vibración de sufrimiento y miedo del animal. Aconsejo,
eso sí, el cultivo biológico.
¿No
le aburre comer sólo vegetales?
Me gusta. Y soy
crudívoro: el 90% de los vegetales que ingiero son crudos, frescos, vivos.
¡Ayuda a las células a renovarse! Como ensaladas variadas, muchas frutas…
¿Y
de dónde saca la proteína?
La de los cereales
basta, ¡no necesitamos más! Se exagera con las proteínas. Ese olor tan raro de
los gimnasios… emana del sudor de los deportistas, inflados de proteínas.
¿Ser
vegetariano le llevó a ser médico?
Quería ayudar. Fui
médico en el hospital Clínic. Fui cirujano…, pero abandoné.
¿Por
qué?
Vi que la medicina
convencional sólo pone parches. Sirve para el remedio drástico, urgente…,
pero superficial: ¡no cura de verdad!
¿No
cura?
Sólo te curas de
verdad desde dentro de ti mismo. El buen médico es el que sabe despertar a tu
médico interior, ¡que es el único que podrá sanarte de verdad!
¿Tengo
un médico dentro de mí?
Sí. Todas las
enfermedades de tu cuerpo tienen raíz anímica, espiritual. Si te ayudo a
descubrir esa causa espiritual…, ¡se sana tu psique, y eso sanará tu cuerpo!
¿Cómo
llama a esta medicina?
Medicina holística,
suma de medicina psicosomática y medicina natural. Como base, mis pacientes
adoptan la dieta vegetariana, en su mitad crudívora.
¿Qué
enfermedades aborda así?
Disfunciones
visuales, alérgicas, dérmicas, reumáticas, artríticas, anímicas… Prescribo
dieta vegetariana y un cambio de actitudes.
¿Actitudes?
Los pensamientos,
las palabras y los actos ¡son muy poderosos y pueden hacer enfermar tu cuerpo!
Sanando actitudes -ideas, palabras, hábitos…- sana el cuerpo.
¿Y
así trata disfunciones visuales?
¡Sí! El 60% de la
población europea usa gafas: enfermedad de la civilización. ¡Y la miopía se
cura! Llevas gafas: por miopía, ¿no?
Desde
los 10 años. Hoy, diez dioptrías.
Cuantos más años
lleve tu ojo con gafas, y cuantas más dioptrías tenga, más difícil para ese ojo
dejar de ser miope. ¡Pero se puede! Un paciente mío con 10 dioptrías… dejó de
ser miope en 18 meses: cero dioptrías.
Me
sorprende. ¿Cómo es posible?
El miope suele
serlo a causa de una personalidad sensible, con tendencia a retraerse, a ver
amenazas afuera, a tener miedo, a recogerse en el intelecto.
Me
reconozco así cuando era niño.
Esa tensión interna
te provocó la miopía. Fue erróneo graduarte lentes cuando todavía tenías
poquitas dioptrías e ir aumentando su graduación cada vez: ¡el ojo se
acostumbró, no tuvo oportunidad de reponerse!
¿Acaso
podía haberse repuesto?
Sí. El ojo es
terminación del sistema nervioso, espejo del alma… Y eso va cambiando. ¡Lo
primordial es ser consciente de tus tensiones y miedos, y modificar esas
actitudes!
¿Y
luego?
Quítate las gafas.
Contacta con la naturaleza. Pasea por el campo. Mira a lo lejos. Practica
técnicas de relajación y respiración…
Pero
es que sin gafas ¡estoy perdido!
Si durante el
tratamiento te las pones lo mínimo posible, y vas disminuyendo paulatinamente
su graduación…, tu ojo vuelve a esforzarse para ver bien lo que pasa
alrededor.
¿Qué
más necesitaría para lograrlo?
Alegrías. Y, sobre
todo, una fortísima motivación: ¡sin eso no hay dieta vegetariana que valga! El
ojo acaba por reflejar tu claridad interior. Y brillará más.
Vegetarianismo
y espíritu, salud psicofísica… ¿Cuál es su conclusión, su máxima?
Ama a la
naturaleza. Ama a la vida. Ámate a ti mismo, ama a todos. Y todo lo que hagas
contra las leyes del amor te enfermará. ¡Nada hay más curativo que el amor!
¿Y sus abuelos?
Mis dos abuelas
coincidieron en la consulta de un médico vegetariano…, y adoptaron la dieta
vegetariana en sus respectivas familias.
Vegetariano
de segunda generación.
Y mis hijas también.
Por
entonces se decía que los niños vegetarianos se mareaban…
¡Qué va! hice deporte. ¡Hay
grandes deportistas vegetarianos! Navratilova, Carl Lewis, Van Damme…
Un
compañero mío de pupitre era vegetariano… ¡y mordía mi bocata de chorizo!
A mí, el olor ya me
hubiese echado atrás. Jamás he comido carne ni pescado.
¿Nunca?
¡Me repugna! Ni mis
padres ni mis hermanos han comido jamás carne ni pescado.
¿Es
una militancia?
Una opción moral.
Por eso hoy soy vegano: no como nada de origen animal. Ni huevos ni lácteos.
Quien quiera comer carne o pescado… que mate personalmente al animal.
Pero
la especie humana ¡es omnívora!
Los grandes
primates son vegetarianos, y los humanos comíamos carne y pescado
ocasionalmente. ¡Hoy se comen en exceso! El organismo se sobrecarga, y de ahí
nuestras enfermedades: articulaciones inflamadas, arterias bloqueadas,
alergias, diabetes…
¿Y
qué tiene de malo el pescado?
Su grasa se satura
de metales pesados y tóxicos, dada la contaminación de los mares.
Los
vegetales llevan agrotóxicos…
Peor es que carne y
pescado carguen con la vibración de sufrimiento y miedo del animal. Aconsejo,
eso sí, el cultivo biológico.
¿No
le aburre comer sólo vegetales?
Me gusta. Y soy
crudívoro: el 90% de los vegetales que ingiero son crudos, frescos, vivos.
¡Ayuda a las células a renovarse! Como ensaladas variadas, muchas frutas…
¿Y
de dónde saca la proteína?
La de los cereales
basta, ¡no necesitamos más! Se exagera con las proteínas. Ese olor tan raro de
los gimnasios… emana del sudor de los deportistas, inflados de proteínas.
¿Ser
vegetariano le llevó a ser médico?
Quería ayudar. Fui
médico en el hospital Clínic. Fui cirujano…, pero abandoné.
¿Por
qué?
Vi que la medicina
convencional sólo pone parches. Sirve para el remedio drástico, urgente…,
pero superficial: ¡no cura de verdad!
¿No
cura?
Sólo te curas de
verdad desde dentro de ti mismo. El buen médico es el que sabe despertar a tu
médico interior, ¡que es el único que podrá sanarte de verdad!
¿Tengo
un médico dentro de mí?
Sí. Todas las
enfermedades de tu cuerpo tienen raíz anímica, espiritual. Si te ayudo a
descubrir esa causa espiritual…, ¡se sana tu psique, y eso sanará tu cuerpo!
¿Cómo
llama a esta medicina?
Medicina holística,
suma de medicina psicosomática y medicina natural. Como base, mis pacientes
adoptan la dieta vegetariana, en su mitad crudívora.
¿Qué
enfermedades aborda así?
Disfunciones
visuales, alérgicas, dérmicas, reumáticas, artríticas, anímicas… Prescribo
dieta vegetariana y un cambio de actitudes.
¿Actitudes?
Los pensamientos,
las palabras y los actos ¡son muy poderosos y pueden hacer enfermar tu cuerpo!
Sanando actitudes -ideas, palabras, hábitos…- sana el cuerpo.
¿Y
así trata disfunciones visuales?
¡Sí! El 60% de la
población europea usa gafas: enfermedad de la civilización. ¡Y la miopía se
cura! Llevas gafas: por miopía, ¿no?
Desde
los 10 años. Hoy, diez dioptrías.
Cuantos más años
lleve tu ojo con gafas, y cuantas más dioptrías tenga, más difícil para ese ojo
dejar de ser miope. ¡Pero se puede! Un paciente mío con 10 dioptrías… dejó de
ser miope en 18 meses: cero dioptrías.
Me
sorprende. ¿Cómo es posible?
El miope suele
serlo a causa de una personalidad sensible, con tendencia a retraerse, a ver
amenazas afuera, a tener miedo, a recogerse en el intelecto.
Me
reconozco así cuando era niño.
Esa tensión interna
te provocó la miopía. Fue erróneo graduarte lentes cuando todavía tenías
poquitas dioptrías e ir aumentando su graduación cada vez: ¡el ojo se
acostumbró, no tuvo oportunidad de reponerse!
¿Acaso
podía haberse repuesto?
Sí. El ojo es
terminación del sistema nervioso, espejo del alma… Y eso va cambiando. ¡Lo
primordial es ser consciente de tus tensiones y miedos, y modificar esas
actitudes!
¿Y
luego?
Quítate las gafas.
Contacta con la naturaleza. Pasea por el campo. Mira a lo lejos. Practica
técnicas de relajación y respiración…
Pero
es que sin gafas ¡estoy perdido!
Si durante el
tratamiento te las pones lo mínimo posible, y vas disminuyendo paulatinamente
su graduación…, tu ojo vuelve a esforzarse para ver bien lo que pasa
alrededor.
¿Qué
más necesitaría para lograrlo?
Alegrías. Y, sobre
todo, una fortísima motivación: ¡sin eso no hay dieta vegetariana que valga! El
ojo acaba por reflejar tu claridad interior. Y brillará más.
Vegetarianismo
y espíritu, salud psicofísica… ¿Cuál es su conclusión, su máxima?
Ama a la
naturaleza. Ama a la vida. Ámate a ti mismo, ama a todos. Y todo lo que hagas
contra las leyes del amor te enfermará. ¡Nada hay más curativo que el amor!
Víctor M. Amela.