Lo que para muchos era una desgracia, para él, era otra oportunidad para superarse.
Si algunos estaban deprimidos, él les recordaba que, sólo estaban distraídos.
Donde algunos ponían quejas, pesadumbre, pesimismo, él lo llenaba de Amor, optimismo, superación y le daba su enfoque particular, nos llevaba a la reflexión, la gratitud y la entrega.
Su cuerpo, ahora bajo la tierra, será un poderoso fertilizante y su Alma, ya no “volará bajo”, como él cantaba, está remontando su vuelo hacia lo alto.
Aprendamos a vivir, según las reflexiones de Facundo Cabral.
Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho. Si digo manzana no es la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro. Sé que la palabra no es el hecho, pero sí sé que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre comenzó con algunas palabras.
Nacemos para encontrarnos (la vida es el arte del encuentro), encontrarnos para confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos un país llamado Tierra.
Semillas Solares.